2. Departamento 74

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-¡Auxilio!- La señora, de unos treinta años, pidió. No era un grito, ni siquiera un intento del mismo, su situación no se lo permitía.

El alcohol había tomado todo de ella. La había destruido, y ahora haría que ella estuviese en esa larga lista de caídos por adicción.

Una Kiera de diecisiete años vio esa escena en las noticias, cuando reprodujeron el vídeo de la hórrida muerte de su propia madre.

También tuvo que ver en el mismo a su padre, inmóvil y al borde de aquel puente, viendo como la vida le atracaba un pedazo de sí mismo con la muerte del amor de su vida, por ahogamiento.

Desde entonces Kiera tiene una pequeña fobia hacia el agua, especialmente hacia las goteras y los charcos en el suelo los cuales nadie se molestó en limpiar.

Y aquellas goteras que vio en su nuevo departamento la noche de su mudanza provocaron que las memorias de la muerte de su madre se proyectaran de nuevo en su mente, sobresaltándola, haciendo que despertara con la respiración agitada y al borde de un ataque de pánico.

Y no tenía a nadie que la pudiese calmar.

Fue hasta la cocina por un vaso de agua que la pudiese calmar, ignorando la creciente sensación de que alguien la veía y seguía sus pasos.

"Sólo son los nervios de la mudanza, más la pesadilla que acabas de tener" Se dijo a sí misma, tratando de guardar la calma.

Fue hasta la sala de estar y encendió el pequeño y viejo televisor, el único del lugar, y lo dejó en el canal de las caricaturas.

La Doctora Simmons le había dicho que sus miedos se apaciguarían si ve este tipo de series, ya que ayudan a relajar la mente.

La mente de Kiera viajó por un momento hacia Harry, su vecino, y pensó que quizás si se hubiesen conocido en unos mejores términos y de manera más amable podría pedirle ayuda de vez en cuando, en caso de que esta situación se repitiese.

Pero en Glastonbury nadie se tomaba la molestia de ser amable. Así que tuvo que quedarse sumida en el silencio y en la soledad, esperando que los mismos la ayudaran a calmarse.


Punto de vista de Kiera


La puerta sonó justo cuando terminé el almuerzo, a las doce menos diez. Debía ser Darcy.

Dejé la comida en la cocina mientras y me lavé las manos, para después abrirle a mi mejor amiga, efectivamente.

-Hola, Darcy. Me alegra que hayas venido.

-Debía hacerlo cuanto antes. Necesitaba hablar contigo, ya sabes- Me brindó una sonrisa confortante, en ningún momento haciendo señales de desagrado ante el departamento que ahora me pertenecía.

Aunque siempre tuve una situación económica estable, -hasta ahora- me aseguré de rodearme de gente humilde y sencilla. Darcy se encontraba con todos los lujos, pero nunca lo demostraba.

Amaba a la gente así.

-Pasa- Me hago a un lado para que pueda pasar, ella lo hace, dejando su abrigo en el sofá para después sentarse.

Una gota de agua, proveniente de las goteras, cae muy cerca de ella.

-¡Oh Dios! Me disculpo, en serio. Este lugar tiene muchas goteras.

-No te preocupes, Kiera- Sonríe, pero después aquella sonrisa se desvanece. Oh Dios, lo recordó.

No quiero hablar de ello ahora mismo.

-Y... ¿Cómo te sientes tú con respecto a estas goteras?

-Bien, supongo...- Alargo, mirando hacia abajo a mis dedos entrelazados.

-La verdad, por favor.

-Bueno... ayer tuve un ataque de ansiedad- Evado su mirada. Este problema me hace sentir estúpida, inútil, tonta. Se que es un temor absurdo, pero tiene fundamento. Aunque no puedo hablar de eso con todo el mundo.

-Oh, Kiera...- Me envuelve en un abrazo, entonces otras gotas caen, y me estremezco -Todo estará bien. Buscaré a alguien que las repare.

-Descuida- Sacudo la cabeza enérgicamente, rehusándome -. Tu tienes más cosas de las cuales ocuparte, no te preocupes por mí. Le diré al conserje que las repare. Quizás hay alguien en el departamento de arriba causando todo esto, debo ir allá también.

-Deberíamos hacerlo ahora mismo. No tienes porqué seguir aguantando esto.

"Si tengo porqué. Me han echado de mi casa." Pensé, pero me lo guardé para mi misma.

Caminamos por las escaleras hasta el departamento que quedaba arriba del mío. El número setenta y cuatro.

Toco la puerta tres veces. Uno, dos, tres. Nada.

Darcy me mira extrañada y puedo dar fe de que yo la estoy mirando del mismo modo.

-¿Hola?- Digo, un poco fuerte. Si no han oído el timbre, quizás si hayan oído esto.

No hay respuesta. Intento tocando el timbre otra vez, pero nada sucede.

-Kiera, deberíamos pasar en otra ocasión, al parecer no hay nadie en casa...

La puerta se abre.

Pero nadie la ha abierto, lo ha hecho por sí misma. Quizás no tenía el seguro puesto, y la brisa la ha abierto.

Por instinto, miré hacia el interior, esperando cualquier cosa menos lo que me encontré. Era un departamento totalmente vacío.

Entonces procedimos a entrar. No había un solo mueble ahí, estaba totalmente vacío, y para mi sorpresa sin nada que pueda causar goteras.

Entonces, ¿cómo era que las mismas se formaban en mi techo?


A/N: ¡Hola! Espero les guste este capítulo, estaré subiendo de nuevo el jueves, quizás el viernes.
Pero todo será más rápido si votan y comentan qué tal les ha parecido:)


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