Aprender a emprender

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Nuestra mañana en CEIA rompió con la rutina que la escuela suponía, y nosotros, por supuesto, la recibimos encantados. Eran las ocho de la mañana cuando, adormilados, nos montamos en el autobús dirección al Parque Tecnológico de Miñano. En nuestro conocimiento solo estaba el hecho de que íbamos a un taller de emprendizaje organizado por CEIA, y que, iba a ocupar prácticamente toda la jornada escolar. En alrededor de quince minutos llegamos a nuestro destino y entramos en el edificio. En el recibidor nos dieron la bienvenida y una breve explicación sobre lo que haríamos; y en seguida nos dirigimos al aula donde íbamos a pasar el resto de la mañana. No era una sala muy grande, pero el espacio estaba bien aprovechado, y decorado como estabaㅡnos dio una muy buena impresión.

Para empezar, hicimos unos juegos aparentemente sin un sentido más allá del de despejarnos, pero que luego fuimos descubriendo que simbolizaban los diferentes aspectos que supone ser un emprendedor. Tras esta primera fase en la que incluso entramos en calor con una pequeña actividad en el exterior que incluía algo de ejercicio físico, nos pidieron que escribiéramos en unos papeles autoadherentes tres cosas imprescindibles para nuestra vida, y así, completamos nuestra propia pirámide de Maslow, la cual simboliza la jerarquía de las necesidades humanas. En nuestro caso, la mayoría de nuestras necesidades ocupaban los niveles de seguridad y afiliación, dando por garantizadas las necesidades fisiológicas, y sin apenas prestar atención a las zonas de autorrealización y de reconocimiento. A continuación, aprendimos sobre los diferentes roles a la hora de asumir cualquier tarea en equipo, e hicimos nuestro propio proyecto para el que fuimos separados por equipos: construir una torre alta, resistente y estéticamente atractiva con tan solo diez folios, dos cartulinas, dos palos y un rollo de cinta adhesiva transparente. En esta actividad tuvimos que coordinarnos, sugerir ideas, apoyarnos y trabajar para conseguir un buen resultado; y, aunque no todas las torres funcionaron en todos los aspectos (estética, altura y resistencia), los equipos acabaron funcionando.

Tras un descanso de veinte minutos, volvimos a la sala y, para nuestra sorpresa, las sillas se habían colocado de otra manera. Entonces, Rodrigo Zamora, un emprendedor creador de la plataforma virtual 'lawkom', nos habló de su experiencia y nos aconsejó sobre temas más cercanos en el tiempo de lo que nos esperamos. Tras esta agradable charla, finalizamos la sesión viendo un divertido monólogo sobre el emprendizaje

Volvimos al autobús, esta vez riendo, hablando y hasta cantando. ¡Sin duda, nuestro día en CEIA fue productivo, motivador y muy entretenido!

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