Lunes 12 de Septiembre

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Una vez más, la alarma de mi móvil me despertó. La otra noche fue bastante extraña cuando Brandon me trajo a casa. Se despidió de mi con un fuerte abrazo. Me dijo que se sentía afortunado de haberme conocido, pues le había caído bastante bien. Parecía un hermano mayor. El reloj marcaban las 7:02 a.m
Hoy empezaban las clases. Fui directa a la ducha y me puse algo cómodo pero arreglado. Unos vaqueros, una blusa y una americana. Desayuné lentamente mientras veía el tiempo que haría hoy, hoy sería un día lluvioso como el 99% de los dias en Londres.
Mi madre no supo nada del día anterior referente a mi accidente, no quise preocuparla y la brecha apenas se notaba.
Pase por el garaje a por mi bicicleta cuando escuche como un vehículo tocaba el clacson. Sinceramente estaba harta de aquel horrible sonido. Abrí el garaje para salir con la bicicleta cuando le vi, estaba al lado de su moto, como si me esperase pues estaba frente a mi.

-¡Brandon!
-Ey Mia, he pensado que sería buena idea recogerte para llevarte tu primer día de clases, supuse que no sabrías la dirección.
-La verdad, tienes razón, ya tenía Google maps abierto.
El contuvo la risa, a la vez que me pasaba su casco.

Cuando llegamos, todo el mundo nos miraba y a Brandon, no parecía importarle. Pasaron las horas hasta que llegó el recreo. No sabía muy bien con quién juntarme aunque la verdad no me importa estar sola. Empecé a caminar cuando noté que alguien me tomó por un hombro, haciendo fuerza, aunque no mucha, sólo lo suficiente como para frenarme. No tardé ni un segundo en dar media vuelta y reconocerle.

-Buenas Mia
-Hola James -dije con un tono suave. No sabía que tenía él, que por dentro me hacía sentir inferior, y hacer que me comportase como una tonta frente a él.
-¿Te apetece venirte con nosotros?
Supuse que se refería a el grupo de chicos que conocí en el Starbucks. No le contesté, simplemente me limité a asentir.

Me condujo hasta las gradas de la pista de rugby. Allí ví algunos, pero muy pocos de rostros conocidos. Y uno, al que no me esperaba encontrar

-Chavales, ella es Mia. -dijo James. Me puso una mano en la espalda, y me hizo sentir protegida. Entre el grupo, se encontraba aquella chica a la que sin tan solo conocerla, ya me daba mala espina. Elisabeth.

-Mira a quién tenemos aquí, una niñata de España...
-Perdona, ¿que has dicho?- pregunté con un tono defensivo.
Yo no era agresiva ni mucho menos, o al menos no conocía esa faceta de mi. Pero lo que esa chica me producía eran arcadas, ¿por qué? Supongo que se debe a que es la típica popular insoportable, rubia de bote, tonta que solo sus esbirras la pueden aguantar.

-Bueno, bueno, bueno, tu a mi me relajas el tono ¿está claro?
-Pues no, no lo está, porque tu no eres nadie como para mandarme.-contesté
-Inútil- eso fue lo único que supo contestar.
Siempre me habían recalcado mis reflejos y pude detectar a tiempo cuando esa... ese ser, dejémoslo ahí, quiso abalanzarse sobre mi. Sinceramente no supe porque se comportaba así conmigo sin tan siquiera conocerme, pero una cosa clara si tenía. Ella, como no, sería mi enemiga durante ese curso. Ya podía ir preparando la batalla.
Al esquivarla, se dio media vuelta y me agarró del pelo. Como no, me defendí y le propiné un puñetazo en la ceja por la que desfiló un hilillo de sangre. Ella se lo había buscado. Yo no me libré, pues me devolvió el golpe en el labio inferior, haciéndolo sangrar también. Todo fue tan rápido que los chicos apenas se percataron cuando ya vieron la sangre.

-Eh, eh, eh, ¡Elisabeth! Déjala en paz- James tiró de ella por un brazo atrayendola hacia él. En cambio, yo sentí unas manos cogiendome de la cintura, impidiendome moverme. Como no, era él. Siempre él. Brandon.

-¿Se puede saber que narices te pasa Elisabeth?, pareces una cría comportandote así. ¿Qué te ha hecho para que le des así? Pareces una loca, paso de seguir saliendo contigo. Estoy harto de tus comportamientos de niña malcriada.
Todos nos quedamos atónitos al escuchar las palabras de James. No habían pasado ni 5 horas en el instituto, y ya había provocado una pelea y una ruptura. Y yo que quería ser indiferente, hacerme la invisible...
-¿De que hablas? No me puedes dejar, y menos de esta manera. ¿Es que la defiendes? ¿No has notado como te mira? Esta intentando alejarte de mi, ¡lo sé!
-Estás loca- pronunció él.- Tu solita has hecho que me aleje de ti.

Aquello era un espectáculo del que yo era protagonista.

-Tú... ¡Tú! Te vas a arrepentir, se que lo que intentaras con él... pero no te saldrás con la tuya.¡Él es mío!
Maldita loca, ¡¿qué he hecho yo?! Sin más, le dio una bofetada a James y se largó. Todos nos quedamos en silencio.

-Yo... lo siento, no quería... -dije.
-No te preocupes, ella es así, cualquier chica que sea más guapa que ella, más inteligente, en general superior, le declara la guerra. Esto ya había pasado antes con Steph.- dijo James
-¿Steph?-pregunté
-Hola- miré hacia la chica que acababa de contestar. Tenía una reluciente sonrisa.- Aun no nos hemos presentado, con lo ocurrido...
-¿Os lleváis mal?
-Sí, todo ocurrió de esta manera. Conocí a Alan, quién me presentó a el resto, y entre todos estaba ella, siendo novia de James. Me acusó de lo mismo, pero yo no tuve la valentía que tuviste tú. Ya era hora de que alguien le cruzase la cara.
-Vaya... y ¿por que estais en el mismo grupo si no os soportais?
-Pues sencillamente porque no iba a dejar que una estúpida como esa me alejara del grupo.

El tiempo parecía haber sido calculado, en cuanto acabó de hablar, sonó el timbre. Alcé mi mochila y me la puse en un hombro pero me acordé de mi labio al notar el dolor que acababa de empezar. Todos se fueron llendo menos James y a su vez Brandon.

-Lo siento Mia, siento que Elisabeth te haya montado un numerito como éste y también tu labio. Al terminar James de hablar, tomo mi barbilla y la alzó, mirando mi herida. -ven, te acompañaré a pedir hielo a la cafetería.
No se porque, mire hacia la dirección de Brandon y vi como apretaba la mandíbula con fuerza, su rostro dibujaba enfado, y se alejó de nosotros con los puños haciendo fuerza.
James me cogió de la muñeca y me arrastró hasta la cafetería. Me senté en el taburete y se fue al mostrador. En ese instante, me percaté de que me estaba perdiendo la clase de Inglés. La verdad no me importaba mucho pues eran los primeros días y supuse que no hariamos gran cosa.
-Ya estoy aquí.
Me puso hielo recubierto de bastante papel en mis labios y me estremecí. Había algo en él que llamaba mi atención, y no sabía que podía ser.

-Parece que no es muy grave, quizás se te inflame pero no llegará a mucho más.
-¿Cómo sabes tanto de esto?
-Bueno, la verdad no es nada del otro mundo, pero practico boxeo y esto no es nada.
No me extrañaba, se notaba a la legua que algo de deporte hacía.
-¿Y tú, practicabas algún deporte en España?
-Baloncesto, no es mi pasión pero necesitaba entretenerme.
-Pues por tu altura, nunca lo hubiese imaginado... -ambos rompimos a reír y me estremecí al sentir el dolor del labio.
-Eh, perdona, no soy tan bajita que lo sepas.-le repliqué.
-Bueno, pequeña pero matona.- Ambos volvimos a reír. Era una sensación bastante agradable entablar conversación con él. Y juraria que por 5 segundos, nos quedamos mirandonos fijamente. Esos ojos, cada vez que los miraba me parecían de otro color. Unos aguamarina y otros azul cielo. Se inclinó hacia mi y...









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