Tras varios días en la ciudad, Helena piensa seriamente si volver a hablar con Carlos será una buena idea o si debería dejar al destino que decida por ella en cuanto a cuándo se volverán a ver. Sabe que le echa de menos a pesar de todo, y también, que desea saber de él, verle.
Sin embargo, prefiere no forzar las cosas y continúa con su vida, tal y como a todo el mundo parece gustarle. De manera impoluta y como si nada hubiera pasado. La relación con Bárbara estaba claramente fría por su huída, pero una vez que ambas volvieron a encontrarse, Helena comprendió casi en su totalidad, el porqué no había retomado el contacto con ella mientras estaba fuera.
Su tema de conversación era demasiado tópico y superficial. Para ella, era como si el tiempo nunca se hubiera detenido y siempre tenía algo nuevo que decir, pero de ninguna manera, eran temas importantes. Ni siquiera tras la muerte de Raúl, pudo madurar la cuarta parte de lo que ella misma había hecho.
Tras llegar a casa de su quedada con Bárbara, dejó sus cosas sobre el sofá del salón y a continuación se dejó caer sobre él como si fuera un peso muerto. La casa parecía completamente vacía y estaba segura de que no solo lo parecía. Daniel apenas había dado señales de vida en todo el día, y sus padres estaban en una cena con otros amigos.
Helena duda unos segundos, pero acaba por posar su mirada sobre el bolso. Duda de si llamar a alguien y salir esa noche o si mejor, quedarse en casa con el pijama puesto, la manta sobre ella y una película. No está muy segura de qué idea es mejor, pero termina por desechar la que en ese momento, le parece más deprimente. Rebusca en su bolso y una vez que encuentra el móvil, envía un mensaje con calma a una de sus viejas amigas del instituto.
No duda, o intenta no hacerlo y tras que escribe su mensaje, espera la respuesta impaciente. Ésta llega en cuestión de segundos. Con una afirmativa. Ella no puede evitar sonreír y se levanta de su sitio para ir hasta su cuarto y empezar a prepararse. Su amiga y ella, hablan sobre la hora y el lugar y más adelante, del mucho tiempo que llevan sin saber la una de la otra. Se cuentan sus cosas y finalmente, la conversación sigue en persona durante un breve tiempo.
En cuanto entran en la discoteca, las palabras cesan y Helena recuerda repentinamente cómo pasaba todos los fines de semana en aquella pista, bailando y riendo con todos sus amigos. Los que eran sus amigos. Todo el grupo parecía completamente apartado, haciendo que no tuviera muy claro con quién estar y a quién ir a ver. Sabe que tarde o temprano, debe hablar con Sara e intentar disculparse con ella, intentar tratar el tema que las había separado más aún de lo que ya estaban en su momento.
Pero en ese momento, no quiere pensar en esas cosas. Está allí para desconectar de todo lo malo que pueda rondar por su cabeza. Se pone a bailar en la pista junto a su amiga, que tras haber bebido alguna que otra copa, la incita para que juntas, se suban a una de las plataformas que tiene el local para las bailarinas en las fiestas más importantes. En esta ocasión, todas están vacías y ellas dos aprovechan para bailar sobre una de ellas, casi como las profesionales que suelen subirse allí.
Ambas se pierden con el sonido de la música, para observar desde la altura, como más de uno se ha quedado mirando de manera estúpida a las dos chicas, que lejos de provocar dolor a la vista, a más de uno, le sale una ligera sonrisa perversa. Entre ellos, Rodrigo, que las observa como si su vida dependiera de ello, pero no está solo en ésta "misión", pues, a su lado, está la otra estrella del grupo de skinheads, Carlos.
En los dos, puede leerse un ligero rastro de sorpresa, pero dejadme deciros, que también uno de alegría. Aunque también, uno de preocupación. ¿Quién será el primero en dirigirle unas palabras a la chica?
Una vez que Helena baja de allí con una sonrisa radiante, y los chicos parecen sonreírle de vuelta, de manera que la chica se siente más protagonista que nunca. Pobre, como no está poco acostumbrada a la atención de todo el mundo. Ironía más que clara.
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Bajo vigilancia.
Fiksi RemajaDescubrir que la vida tiene sus inconvenientes puede ser un duro golpe, más aún cuando eres joven y crees que eres invencible. En esta historia, sus protagonistas se van a enfrentar a su propio destino, creyendo estar preparados y encontrándose con...