No le gustaba madrugar. Era el típico chico de los famosos "Cinco minutos más Mamá" y quedarse dormido. Pero hoy no era el caso. Era la primera vez que se vistió tarareando feliz, que no se sentía dormido, que tenía ganas de vivir el dia desde temprano en la mañana.
- ¡El desayuno, Naz! ¡No llegues tarde!
La voz de su madre llegaba desde el piso inferior, acompañada del sonido de platos y del microondas.
- ¡Voy Mamá!
Terminó de arreglarse, y bajó las escaleras rápidamente.
- ¿Ha llegado Kariya?
- No soy un tardón como tú, compañero.
Naz giró la esquina para entrar en el salón y sonrió. Por supuesto, Kariya siempre era puntual. Miró a su mejor amigo y éste le devolvió la sonrisa.
Casi doce años de amistad y los que quedaban. Kariya era un chico de pelo castaño claro, casi dorado. Alto, de constitución normal y piel color carne. Desde los 5 años se conocían, habiendo pasado toda su vida juntos.- Lo siento, desayunaré rápido.
Mientras desayunaba, leía el periódico que había encima de la mesa, las noticias sobre el Soma y las últimas misiones de los guerreros profesionales.
Dió el último sorbo al café y se levantó de repente.
- Bueno Mamá, nos vamos. Riquisimo todo, como siempre.
Naz le dio un beso en la mejilla a su madre y ésta sonrió.
- Tened cuidado hijo, y mucha suerte.
Salieron por la puerta, aún despidiendose, y emprendieron la caminata hacia la Escuela Especial Soma.
- Menos mal que tu madre al final te ha dejado inscribirte, ¿no?
Naz respondió con una sonrisa
- Y tanto. Entiendo su preocupación, pero sabe que es lo que quiero aunque sea peligroso. Me haré fuerte para que no tenga que preocuparse tanto, ya lo verás.
Hablando de varias cosas e imaginando como sería su estancia en la escuela, llegaron a la puerta. Los dos alzaron la vista ante el imponente edificio de la escuela. Totalmente moderno, de unos doce o trece pisos de alto, color blanco y gris. Varias ventanas mostraban alguna de las clases, y alrededor del edificio había pasajes hacia lo que parecían piscinas, campos y jardines.
- Vaya pasada...
Aún asombrados se dirigieron a donde toda la multitud que había venido con ellos en el último tramo del viaje se reunía. Al final, había una plataforma elevada con un micro y varias personas. Fue entonces, entre murmullos de la gente, que una voz femenina, y angelical, aunque seria, comenzó a hablar.
- Bienvenidos a todos a la Escuela Especial Soma de ésta región. Soy la directora, Marinne.
Naz no pudo evitar quedar embobado por su aspecto. Distando mucho de lo que Naz se imaginaba, la directora aparentaba su misma edad, pelo largo y blanco como la nieve, estatura de un metro sesenta aproximadamente, y una piel de color rosa claro. Sus ojos, azules oscuro, parecían la misma profundidad del océano.
- Como bien sabréis, aqui se ha dado el nacimiento a muchísimos guerreros Soma, o Tegase, como prefiráis llamarlos. La mayoría con mucho talento y expectativas, trabajan y luchan duro para proteger el país, y el mundo. Todos vosotros estaréis aqui por varios motivos, pero uno en general, convertiros en uno de ellos. A pesar de que cueste sangre, lágrimas e incluso la muerte.
La gente susurraba, algunos asustados y otros simplemente mirando la escena. No era la mejor manera de motivar a los alumnos, pero a Naz eso le daba igual. Estaba nervioso, y excitado al mismo tiempo. Esto era con lo que había estado soñando. Sabía que iba a ser difícil, no era nada nuevo.
La directora sonrió de una manera un tanto misteriosa.
- Bien, veo que nadie a huido después de todo. Preparaos pues, pues os esperan nuevas experiencias detrás de estos muros. A partir de éste momento, se os examinará en grupos. Y con examinar me refiero a pasar una prueba para poder ingresar en ésta escuela. Suerte.
Riendo, la directora se apartó del micrófono. Y la gente no tardó en reaccionar. Grititos de asombro, risas, y voces temblorosas se oían entre la multitud. No era para menos. Nadie había dicho nada de un exámen antes de entrar.
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The Black Enforcer
Science FictionSoma. Un descubrimiento mezcla de ciencia, naturaleza y guerra. Una energía en nuestro interior, capaz de cualquier cosa. Las armas quedaron atrás, el Soma era lo que decidía casi todo en el mundo. Admirador de los guerreros que utilizaban estos pod...