29- Cambio de lado

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-Miguel- escucho que me nombran.

Giro mi cabeza hacia la puerta de la habitación y observo de manera indiferente la silueta de Cassandra asomada. Su ceño está fruncido y sus labios apretados en una línea recta.

Suspiro.

-¿Si?- sonrío intentando aparentar que no me he percatado de su mal humor. Sé bien que ella tiene más preguntas de las que yo quisiera responder.

-¿En verdad tengo que preguntar?- gruñe ella entrando por completo en la habitación.- Hay que hablar...- establece cerrando la puerta. Luego eleva con seriedad sus ojos violetas hacia mi cuerpo sentado en la cama- ¿Por qué hay un humano y un demonio en la mansión? ¿Y qué haces con Rubén en la cama? Vale, no quiero saber- se contesta sola frotando su rostro con frustración.- Sólo dime por qué aún no le has quitado la vida- se queja señalando con sus perfectas y sanas uñas al dormido Rubén a mi lado en la cama.

-Cass...- río pasando mi mano sobre los cabellos del mestizo- Si te digo lo que sucede no me creerías..

-Estoy aquí para escucharte. Ya bastante raro es que aún tengas a ese humano aquí, ¿y ahora has traído a otro más? Dime algo Miguel, ¿acaso has empezado a tenerle compasión a estas criaturas terrestres?

-Esa es la cuestión Cassandra. Rubén no es tan humano como pensábamos...- explico levantándome de la cama con tranquilidad.

-¿De qué hablas?- pregunta ella relajando su ceño levemente, como si percibiera que el asunto es más interesante de lo que pensaba.

-Rubén es un ángel, Cass...- explico con simpleza.- Y no es cualquier ángel...

-¿Es... un blanco?- murmura ella totalmente sorprendida. Observo divertido cómo sus alas se elevan levemente al igual que sus finas cejas, mostrando una clara esperanza renovada.

-No.- niego con la cabeza acercándome a ella.

-No te entiendo. Ya déjate de misterios y dímelo de una vez...

-Gris...- la interrumpo ya frente a ella.- Es un hijo de la luz y oscuridad. Un mestizo.

Entonces, su expresión cambia por completo. Sus ojos se entrecierran, sus labios se tensan y sus alas se relajan, haciendo que las puntas de estas toquen con suavidad la alfombra de la habitación. Parece haberse vuelto repentinamente pequeña, desconfiada... confundida. Puedo sentir el estremecimiento de sus plumas oscuras como propio. Pocas veces he visto a Cassandra en esta postura.

-¿Qué dices? Los grises no existen... deja de inventarte cosas para excusarte. Yo sé bien que tu quieres a ese humano.- gruñe señalando con rencor a Rubén, el cual permanece sumergido en sueños entre las sábanas rojas.- Pasó lo mismo con Leila. ¿Cuándo vas a aprender? A veces eres tan...

-Cállate.- la detengo frunciendo el ceño, viendo sus ojos ahora un poco intimidados por mi mueca de amenaza.- No es ninguna mentira lo que te he confesado. Este es un asunto delicado Cassandra, muy delicado. Te pido que pienses con la mente fresca.

-¿Cómo creerte? ¿Cómo sabes tu eso, Miguel? ¿Acaso Rubén...?

-Él no sabe nada de esto. Sigue pensando que es un simple ser humano con mala suerte por toparse a un ángel negro como yo. Pero esa no es la verdad, el demonio que está en el piso de abajo me ha contado todo.

-¿Qué quieres decir?

-Rubén es un ángel gris, Cass, tú sabes bien que los mestizos son producto de la unión entre un negro y un blanco. ¿Adivinas quiénes fueron?

Cassandra abre sus ojos de par en par.

-No me digas que...

-Sí.- la interrumpo una vez más.- Cuando Ren violó a Leila, esta permitió que aquel ser que yo creía un cuento, se formara con rapidez en su vientre. Aún después de haber sido envenenada por la Gungnir, Leila fue capaz de dar su vida al mestizo.

El Brillo de la Oscuridad (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora