Ojala supieras que un simple comentario puedo perseguirme por semanas,
ojala supieras que suelen dejarme deslizar por entre sus dedos
y soy yo quien se encarga de levantar los restos.
Que con ropas en las que hay piel de mas expuesta
me da cierto pudor.
Que me encanta jugar con la autosuficiencia
y que a veces no soporto el dolor.
Le tengo miedo a los sentimientos poco fáciles de controlar,
a las figuras que se forman cuando las luces de mi habitación se apagan
y a esos pensamientos de noche que me tiñen los ojos de rojo por las mañanas.
Que si cierro los párpados,
aún puedo ver gente del pasado
que no quiero cerca.
No me duelen,
pero me persiguen y atormentan.
Ojalá supieras que en el arte de la manipulación,
funcioné como Reina
y también como peón.
Ojalá supieras que me quiero.
A veces demasiado,
a veces nada,
a veces un poco
y otras a rastras.
Que se me da muy bien el sarcasmo y las mentiras,
que soy melodramática
y amo ponerme en papel de víctima.
Ojalá supieras que me lastimé la garganta tratando de expulsar
la comida y los kilos que me veía de sobra.
Que intenté en mis brazos marcar lineas rojas
pero dejé de insistir al ser consciente de que automutilarme
no me haría sentir menos sola.
Ojalá supieras que a veces siento que pierdo el tiempo,
que mi felicidad renace solo cuando dibujo
y que el día se me pasa lento.
Ojalá me conocieras.
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Un boleto a Francia, por favor.
Non-FictionRecopilación de escritos que son demasiado cursis y personales como para leerlos en mi clase de Literatura.