POV. Thor · · ·
Corría evitando ramas y charcos, mi padre Odín me había dado la oportunidad de venir al bosque, pues ya tengo doce años y como él dice: "Ya soy todo un hombre".
Pero ya había pasado mi hora limite para volver a casa y me había perdido.Padre me dejó venir con una simple condición: No hablar con los espíritus del bosque. Según él, éstos son seres malvados, pero la verdad nunca he visto alguno.
Dejé caer mi martillo sobre el suelo, estaba cansado y debía casar algo sí quería evitar la fatiga.
Observé mi alrededor y a lo lejos divisé un conejo.-¡Genial!- tomé mi martillo y corrí con velocidad hasta el conejo, pero antes de poder siquiera tocarlo, pisé un charco de lodo, el cual alarmó al animal y éste huyó.
Volví a seguirlo, pero ésta vez con más sigilo. Al querer noquear al conejo, una vez más fui interrumpido, pero ésta vez por una voz.
-No hagas eso- escuché cerca de mí, pero no lograba ver a nadie.
-¿Quién está ahí? Muestrate.
-Sí lo hago, ¿no dañarás a los animales?
-Lo prometo.
-Bien.
Busqué con la mirada al hablante, pero aún no lograba verlo.
-Detrás de ti.
Al voltear con una velocidad digna solo del miedo, me encontré con dos orbes verdes.
-Tranquilo, no te aré daño- me dijo con voz suave, para calmarme supongo. Sin embargo, yo continuaba mirando a aquel hombre.
Tenía la piel blanca, cabello negro y su cuerpo tenía ramas de árbol -mayoritariamente en su espalda, mientras que en su cabeza habían dos, parecidas a cuernos-; también vestía de forma elegante, sus ropas tenían tonos negros, verdes y dorados. Finalmente, sus ojos, tan verdes como la hierba del campo.
-¿Cuál es tu nombre?- atiné a decir.
-Loki Laufeyson.
-Yo soy Thor Odínson.
-Ya veo- dijo para luego alejarse.
-¡Espera, no te vayas!- lo seguí, pero él continuaba caminando.
-¿Qué ocurre?- se detuvo.
-¿Qué eres?- pregunté sin vacilar.
Guardó silencio por unos segundos.
-Un espíritu del bosque- y volvió a caminar.
Me quedé ahí por unos segundos. ¿Un espíritu del bosque? Padre jamás había dicho que los espíritus del bosque fueran tan hermosos.
-Por cierto- tomó al conejo que antes quise cazar y lo acunó en sus brazos -¿qué haces aquí? Notablemente, no eres un cazador -sonrió con burla.
-Bueno... Vine a explorar el bosque, pero me perdí.
-Y querías cazar a éste pobre conejo por tu fatiga- más que preguntar, confirmó lo dicho.
-Pues... Sí.
-Eso no es necesario- volvió a caminar, ahora hasta un árbol -toma- dijo dándome una manzana muy roja.
-Gracias, Loki.
-No fue nada... Thor.
Luego de comerme la manzana, caminamos a un lugar, el que parecía ser el centro del bosque, pues aquel lugar tenía un hueco en el que acostado sobre el pasto, se podía ver perfectamente el cielo.