Say No More |Justin Bieber| |Terminada|

Capitulo 1

Capitulo 1

Una larga fila de chicas se extendía delante de mí que, con cada segundo que pasaba, se iba volviendo más y más corta. "¿Cómo diablos terminé aquí?" pensé a medida que mi turno se acercaba. "Ah, si... ya recuerdo. Confié en personas que no debía confiar"

Dos mujeres de cabello castaño recogido en una trenza tejida me miraron sorprendidas. Yo tampoco podía creer que hubiese parado en un reformatorio. Ósea, me porté mal y toda la cosa pero no soy una criminal.

-¿Negro o naranja? -preguntó una de las mujeres vestidas de uniforme de policía. Ella era más vieja y se notaba a mil leguas de distancia que era la que tenía más experiencia.

-Negro -no dudé en tomar el feo uniforme negro para luego alejarme de esas dos mujeres y pasar por el escáner de metales.

Me molestaba que me consideraran una criminal o alguna clase de loca que traería algún arma blanca a un reformatorio. Otra mujer, con el mismo peinado que las demás, me miró y me dijo que me sentara.

Sus manos se posaron en mi cabeza y rápidamente recogió mi cabello en una trenza. Luego me dijo que me dirigiera por el pasillo de la derecha.

Asentí con la cabeza y caminé hacia donde ella me había indicado. Era un baño, nada de otro mundo. Me deshice de mi amada ropa y me puse el horrible uniforme negro que consistía en una camiseta musculosa que se ajustaba a mi cuerpo y un pantalón de jogging. No fue hasta ese momento que me di cuenta de que no me habían dejado zapatillas. Me puse mis Chucks (converse) con una tonta sonrisa y luego salí del baño.

Le di mi antigua ropa a una oficial que estaba en el pasillo y ella me indicó hacia dónde ir. Por Dios, no llevaba ni media hora en este horrible lugar y ya me estaba volviendo loca con estas aburridas mujeres. "Ve para allá, ve para aquel lugar" Dios Santo, no hice nada malo como para merecer un castigo de tal tamaño.

Llegué a una puerta de metal, golpeé algo indecisa y esperé hasta que alguien me abriera. Como nadie contestó volví a tocar, no era para nada paciente y ya me estaba poniendo de mal humor esperar por alguien a quien no quería ver.

La puerta se abrió ante mí y una chica vestida de negro salió de la habitación. Un chico de no más de veinte años me miró asombrado y me pidió que pasara con un gesto con la cabeza.

-¿Quién eres? -pregunté sentándome frente a un escritorio de metal.

-Eso debo preguntarlo yo -comentó sarcástico-. Mi nombre es Justin Bieber, soy el encargado de cuidar a las señoritas como tú que fueron por el mal camino -me informó sentándose frente a mí-. Tu turno.

-Soy Destiny Praud y no quiero hablar sobre el por qué estoy aquí así que ahorrémonos la molestia.

Él soltó una leve carcajada y me miró sonriente. Si no fuera porque era un oficial sería condenadamente sexy. ¿A quién quiero engañar? Él era sexy con su pelo castaño claro casi rubio, sus ojos color miel y su sonrisa de lado... y no cabía duda alguna que él también lo tenía más que claro.

-Mientras más colabores, más rápido saldrás de aquí. ¿Lo sabías? -arqueó una ceja y sentí como la fierecilla en mi interior gruñía para salir de su jaula.

-No me chantajees -crucé los brazos sobre mi pecho ansiando ver como continuaba esta conversación.

-Eres muy inteligente pero aún así eres sólo una niña. ¿Cuántos años tienes? ¿Quince? ¿Dieciséis?

-Oh -exclamé procurando parecer enojada-. Discúlpeme Señor Testigo de los Dinosaurios, no fue mi intención ofenderlo.

Él soltó una sonora carcajada y tuve que morder el interior de mis mejillas para no reír yo también. Siempre había deseado decir eso y, después de mucho tiempo de espera, se presentó mi oportunidad.

-¿Sabes? -preguntó retóricamente-. Hablaremos mañana. Quizás tu enojo disminuya un poco y podamos conversar como gente civilizada.

Rodé los ojos y me puse de pie. No hablaría con él ni hoy ni mañana ni nunca. Podía ser sexy y todo lo que él quisiera ser pero nunca le contaría mi historia.