Los días soleados de invierno

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Era invierno, hacia frio y las compras de última hora no se hacían esperar. Obligada y chantajeada de una manera cruel, caminaba con pesar detrás de dos jovencitas que, como si fueran periquillos, parloteaban sin cesar.

-Nee Ino-chan, es necesario que venga yo-pregunté cansada-¡Ni siquiera estoy comprando nada!

-Si es necesario-dijo sin replicar-¡Es una salida de amigas! Sin ti no hay diversión-me miro, con aquella fría mirada que no permitía ni una réplica mas. Aun no entendía donde quedaba la diversión.

-Saku-chan-suplique nuevamente.

-Es necesario. ¿Quién nos dirá como se nos ven los vestidos? ¿A quien le compraremos ropa nueva?-Sakura me tomo del brazo y me jalo hacia adelante-Deja de replicar y ve el lado bueno. Estarás estrenando ropa bonita para tu cumpleaños-dijo abrazándome, yo me ruboricé.

-Pues...-dije volteando los ojos-No creo festejar este año.

-Eso déjanoslo a nosotras-contesto Ino, palmeándome la espalda, casi derribándome. Me tomo del otro brazo, acorralándome junto a Sakura. Caminando por la abarrotada calle, mirábamos escaparates y comprando un sinfín de regalos ignorábamos a un pequeño ser que nos observaba con deseos de comunicar una noticia.

Tan ensimismadas estábamos viendo un vestido rosa de seda, que no notamos la presencia de aquella persona que estaba detrás nosotros.

-¡Disculpen!-grito, nosotras pegamos un saltito y volteamos hacia el lugar donde provenía la voz. Un niño pequeño nos miraba divertido. Sakura e Ino, molestas, tomaron a Konohamaru del cuello a punto de lincharlo.

-¡¿Acaso crees que es divertido molestar a la gente?!-decía Sakura

-¡Pues estas muy equivocado niño!-gritaba Ino.

-Pues me parece que para ser ninjas les hace falta más atención-se burlaba el niño tratando de ocultar su miedo-¡Intento de ninjas...!-Sakura e Ino se enojaron aun mas, sus rostros se pusieron rojos y apretaron los puños. Esto si que iba a ser feo, pensé.

-Saku-chan... Ino-chan, creo que están llevando esto demasiado lejos-dije con voz gentil y tranquilizadora. Konohamaru me miro, de un salto se libro de las manos de Sakura e Ino.

-Hinata-sama, tengo que darle un mensaje importante de Tsunade-sama-dijo sacándole la lengua a las dos chicas que detrás de mi contenían toda su rabia.

-Tsunade-sama-murmure, confundida, Ino y Sakura me miraban intrigadas.

-¡Si!-grito-me ha pedido localizarla para decirle que se le solicita su presencia en su oficina de manera urgente.

-Ahh...Si, enseguida voy-el chico me sonrió y les saco la lengua nuevamente a mis amigas, quienes lo ignoraron con un gesto de molestia.

-¿Para qué te querrá Hina-chan?-me preguntaba Ino

-Tan solo espero que no sea una misión, porque me tendré que ausentar-baje mi cabeza-ni modo, tengo que ir a verla, nos vemos después-me despedí con la mano y me di media vuelta. El día aun brillaba, el viento soplaba frio moviendo las copas de los árboles y produciendo aquel ruido habitual que solía confundirse con lamentos. Al correr, el frio aumentaba sin importar que estuviera arropada de pies a cabeza, con una gruesa chamarra y un gorro de lana.

Saltando de un edificio a otro, me preguntaba que era aquello para lo que la hokage me necesitaba, mi mente pensaba un sinfín de cosas, de las mas amargas a las mas dulces, no me gustaba que la gente solicitara mi presencia en un tono tan serio y monótono, ya que mi mente solía imaginar un sinfín de situaciones irreales que no tenían que ver con el asunto que se me encomendaba.

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