Historietas/9-La Desolación

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Cuando la calma llegó a todo el Reino Patuno, la reina Guiomar celebró un funeral para la princesa, cuyo cuerpo permanecía en una urna de cristal. Todos los habitantes de los distintos territorios estaban llenos de tristeza, y había surgido el problema de que el Territorio del Medio se había quedado sin descendientes. Problemas de los que más adelante se ocuparía la reina.

Ainara, la princesa del Medio, ignorante de todo lo que sucedía en el Reino Patuno, seguía viviendo en un mundo paralelo. Ainara se encontraba desolada en una nube blanca, sin poder ver más allá de sí misma. Estaba confusa, sola, desamparada en aquel mundo, con la única compañía de sus recuerdos. Ainara notó un escalofrío, como si la brisa helada de su tía Gemma le invitara a caminar. Pocos minutos después notó una brisa calurosa, que le recordaba el ambiente familiar, y sobre todo a su tía Alba. Ainara dio un paso al frente, de donde procedían las diferentes ráfagas de viento. Nada más pisar el supuesto suelo se empezaron a crear plantas, ríos, animales, antorchas de fuego y nieve que caía del cielo. Una nueva realidad se creó delante de ella, y apareció un bosque que le recordaba a su querida madre. Ainara se vio impulsada a corretear por todas partes y acabó perdiéndose entre las praderas. Mientras descansaba allí tumbada el bosque empezó a sumergirse en una nube de color negro que lo arrasaba todo. Ainara corrió para salvarse pero una voz le dijo que para salvarse de verdad, debía enfrentarse a la nube negra. Ainara, mientras corría, lloraba y repetía constantemente que no era capaz, lo cual le obligó a crear una criatura que le salvase. Al fin y al cabo Ainara se encontraba dentro de su subconsciente. Una especie de lobo enorme salió corriendo de la nube negra, y alcanzando a Ainara le subió sobre su lomo. Tenía un ojo de cada color, uno marrón y otro azul. Cada ojo representaba el poder mágico de Ainara, que eran la tierra y el agua. El lobo, dio media vuelta y frenó de repente. La nube negra paró justo delante de ellos formando un muro altísimo. El lobo miró fijamente a Ainara y ésta le dijo que avanzase. Ambos cruzaron el muro formado por la nube negra y Ainara regresó a la vida.

Al abrir los ojos, uno lo tenía azul y el otro lo tenía marrón, y lo primero que vio Ainara fue que estaba encerrada en una urna de cristal. Salió de la urna y en aquella estancia no había nadie. Todos estaban en una sala, intentando solucionar el problema de sucesión. Al ver a Ainara viva todos se alegraron tanto que declararon ese día como El Día de los Milagros.

Lidia se cuestionó si su poder funcionaba, puesto que cuando lo utilizó con Ainara le pareció que estaba muerta. Llegó a la conclusión de que el subconsciente de Ainara había creado una especie de protección del exterior obligándola a afrontar sus miedos.

La familia real regresó a sus reinos olvidándose de guerras inútiles por el territorio, al menos durante una larga temporada.

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