Historietas/12-Diario de un exiliado

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Mi nombre es Alfred, soy hijo de Evangelín y Mathew. Nací en el Territorio del Sur, en las playas del Este, y desde que tuve edad para trabajar me convertí en uno de los mayordomos que servían a la reina Alba. Estuve muchos años sirviéndole, y siempre nos trataba bien. Fue en una época de guerra entre el Territorio del Norte y del Sur cuando Alba permanecía todo el día enfadada. Uno de esos días me hizo llamar y yo acudí a la sala del trono donde ella me esperaba. Una vez allí me pidió consejo sobre si se debía celebrar la fiesta de las grandes hogueras, pero cuando le di mi opinión ella se cabreó conmigo. Al replicarle se cabreó aun más, enfadándose hasta tal punto que ordenó mi exilio fuera del Territorio del Sur.

Esa orden llegó a cumplirse y acabé en las islas del archipiélago de los mil naufragios. Había oído cosas terribles sobre aquel lugar, y con la sola compañía de mi cuervo me dispuse a investigar aquella isla. Los habitantes de por allí, vivían independientemente unos de otros, y no había nadie que les ofreciese ni la seguridad ni el orden establecido por el Territorio del Sur. Alba siempre decía que este archipiélago era peligroso y no envió a nadie de confianza que ejerciese su poder desde las islas. La gente era extraña pero me recibieron cordialmente. No eran ariscos ni salvajes, lo único que todos tenían en común eran las ansias de venganza contra la reina del Sur.

Como exmayordomo de la reina, yo conocía la forma de gobierno de Alba lo cual me favoreció para convertirme en el representante de las islas.

Rápidamente me gané la confianza de los isleños y envié una carta a la reina declarándome Conde de las Islas. A partir de esa carta, la corona empezó a enviar suministros para establecer el condado de las islas. Estos suministros permitieron la creación de una nueva civilización, mayoritariamente compuesta por adoradores de cuervos, y al mismo tiempo se produjo la creación de un ejército. Este ejército estaría dirigido por mí y sería el inicio de mi plan de venganza. El plan mejoró cuando descubrí que los isleños tenían encerrado al padre de Lidia y su barco y su gaviota estaban con él.

Desarrollé un plan de engaños en el que la gaviota del padre de Lidia haría que Alba y su pata se acercasen a la playa del Oeste del Territorio del Sur. Si la gaviota no cumple su cometido el padre de Lidia morirá. Todos los barcos posibles y el ejército emprenderemos el viaje mientras los más débiles trasladan al futuro rey a un lugar más escondido, las lagunas de plata.

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Toda la familia real retomó la búsqueda y llegaron a las lagunas de plata, donde permanecían mujeres y niños protegiendo una cárcel de plata. La gaviota del padre de Lidia también estaba encerrada. Alba se enfrentó a las personas que le separaban de su amado, pero algo mágico les protegía. Un miembro de la familia patuna debía dar su vida para romper el hechizo y que el marido de Alba volviese a casa.

Este dilema supuso que Mama Pato decidiese sacrificarse, era la hora de dejar el Reino Patuno de por vida, aunque de vez en cuando se les apareciese como un espíritu del más allá.

El marido de Alba volvió con ellos y se convirtió en el rey del Sur. La muerte de Mama Pato abordó a todo el reino y su tumba fue visitada durante semanas.

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