PROLOGO.

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El olor a cigarrillo y basura eran lo que caracterizaba el lugar donde aquella mujer se encontraba, un callejón con las paredes de ladrillos sucias y con grafitis era su escenario, el dolor en su zona baja era indescriptible, tanto que le resultaba imposible para caminar pero hacia con todo un esfuerzo sobrehumano el poder seguir. A pocos pasos atras de ella se encontraba un hombre todo abrigado, observaba el estado de la mujer pero sin ayudarla, mientras, esta misma se sujetaba de la pared de ladrillo y gemía de dolor, su cuerpo temblaba gracias al clima frio y lluvioso.

El callejón estaba deshabitado, exceptuando a aquellas dos personas, ademas del ruido de la lluvia cayendo bajo ellos, la suplicas de ella pidiendo ayuda era lo único que se dintinguía, claro mala idea fue el entrar en ese lugar.

El dolor se hacían mas fuerte, llevo las mano a su vientre, se dejo caer lentamente hasta estar sentada encima del sucio piso pero no le dió importancia, respiro dificultosamente, comenzo a exhalar y a pujar para lo que venía en camino. Por otro lado el hombre no parecía inmutarse, solo se mantenía ahí, parado con los brazos cruzados viendo como la mujee daba a luz.

-Hazlo rápido Christine o juro que voy a matarte.

Hablo con indiferencia el hombre. La mujer empezó a llenarse de terror, su cuerpo temblaba a causa del frio y las palabras del hombre, sentía su garganta seca y un ardor enorme ahí abajo pero aun asi pujó con todas su fuerzas, respiró bocanadas de aire solo para repetir el mismo proceso.

Después de un rato haciendo eso el dolor pareció disminuir, los llantos de 2 pequeñas bebes era lo que sustituía el silencio, al fin, habían nacido. Con apuro la mujer pidio al hombre su abrigo para taparlas pero el solo negó, la mujer se decepcionó y sin perder tiempo corto el cordón umbilical con la navaja que el hombre  le había lanzadó, se quito su mismo abrigo y tapo a sus bebes.

-Son gemelas. Hablo la mujer con una sonrisa.

El hombre bufo, se quedo observando como ambas bebes dejaban de llorar y comenzaban a bostezar, la mujer al ver como el hombre las obseravaba y se acercaba se alejó con ambas recién nacidas.

-Entrégamelas. Hablo el hombre con su mirada qie congelaba como el hielo.

-Por favor...no...Esteban, no les hagas daño. Suplico la mujer con voz debil.

El parto la había dejado sin fuerzas como para correr y escapar o para luchar contra el, por su parte el aprovechaándose de su debilidad, le arrebato a las pequeñas mientras metía su mano derecha en su bolsillo.

-¿Como les haría daño a mis propias hijas? Hablo con una sonrisa sínica.

A continuación este, saco una pistola que poseía un silenciador y sin piedad disparo justo en el cráneo de aquella mujer.

Bajo la lluvia solo se distinguía la figura de un hombre cargando a sus hijas en un abrigo mientras se adentraba a su auto y se dirijía a casa.

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2015 ⏰

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