"Te quiero solo para mi" me dijo por lo bajo.
Sus dedos recorriendo mi espalda
deteniendo su viaje en mi cintura, manos lado a lado.
Estoy en la cima,
me siento plena.
Mis muslos rodean su cadera
y él hace movimientos lentos que luego acelera
y viceversa.
Su remera colgando de mis hombros y acariciando mis rodillas
me recuerda a la sensación que brota cuando con sus brazos me rodea,
los recuerdos se repiten en cámara lenta.
No le daban las manos para tocarme,
nos gustaba sentirnos.
Su cuerpo pegado al mio,
me callaba a besos.
No debían escucharnos.
Perdón,
¿son muy fuertes mis gemidos?
Y debería hablar de como sus ojos brillaban cuando me sonrió al encontrarme en la estación
o como su mamá lo delató.
"Se le cristalizan los ojos,
pone mirada de enamorado
cuando habla de vos".
Pero es innecesario.
Ya hay cien poemas dedicados a eso.
Java ya lo sabe,
está al tanto de que lo que me gusta y lo que no.
Por ejemplo, que me toquen el pelo.
¡Me da escalofríos!
Aunque él es la excepción, lo admito.
Pero este escrito
es sobre una primera vez fallida,
sobre sus manos sobre mis tetas
y lo bien que se siente su lengua en mi entrepierna.
"No seas ordinaria"
diría mi abuela.
Si solo supiera
que esta emoción es todo menos normal.
La siento con él,
con los suspiros que deja escapar
y el tacto de dos cuerpos a medio desnudar.
Una vez que cae al piso la última prenda
soy solo piel y vergüenza.
Ojalá me mirara a mi misma como él me mira:
"Bonita" me dice con una sonrisa.
¿Ya hablé de que cuando está relajado
y no piensa demasiado
dice cualquier cosa que por su mente haya pasado?
"Me encanta tocarte"
"Amo eso de tentar, y los labios rozarte"
"Que lindo todo que tenes"
Me hacía sentir un once
en una escala del uno al diez.
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Un boleto a Francia, por favor.
Non-FictionRecopilación de escritos que son demasiado cursis y personales como para leerlos en mi clase de Literatura.