PROTOTIPO

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VI
ANÁLISIS CLINICO

Coronel: ―No parece que se saque mucho en claro de la historia que ha contado el prototipo.
Aquella voz grave y áspera, de tono tranquilo y sosegado, entra como una tromba en las dormidas neuronas de mi cerebro y desbloquea el paso de datos que continuamente pugnan por llegar a mi consciencia. Aunque mi sensación de vida es latente, no he tenido ninguna impresión de mi cuerpo ni de mi entorno hasta este momento, es como si empezara a existir desde este mismo instante. Intento abrir los ojos para percibir más información de mi entorno, del lugar en el que me hayo y de las personas que me rodean, pero me es totalmente imposible. Me inquieto por la falta de visión y de movilidad, puedo ponerme más nervioso, si no fuera porque una extraña orden desde algún lugar de mi cerebro está aplacando mi ánimo. Todavía tengo un acceso de pánico…, pero, aunque mi instinto demanda una lógica búsqueda de seguridad de mi integridad física, me acomodo a mi nueva situación y, por primera vez, confío en que alguien (o algo) me protege; por el momento, sólo me conformo con oír lo que ocurre a mí alrededor, sin más pretensiones.
Teniente: ―Podemos reprogramarlo, si le parece que es impreciso.
Aquella otra voz tiene un matiz más delicado, pero, a la vez, es revestida con un tono más frío e impersonal, no obstante, su sonido es más suave y aterciopelado... Es la voz de una mujer, que enseguida reconozco…
C: ―No, creo que ya es suficiente…; ha dado muestras, en contadas ocasiones, que puede resolver el problema de su supervivencia. Ésta ha sido una de las máquinas más brillante en el modo de actuar que hemos creado. Además, ha costado una fortuna… Tengo la impresión de que podemos lanzarlo al combate directo contra nuestros enemigos, sin peligro de que perezca en la batalla. Es el prototipo ideal, tiene calidad de héroe… Hasta ahora, sólo han sido situaciones ficticias con las que se ha enfrentado. Después de cada una de ellas le hemos sometido a una sesión de recuerdo, en la que ha contado en primera persona lo que le ha ocurrido en la experiencia inducida. La última historia, sin embargo, es la que me confunde, debía haber huido de la amenaza de su mujer…, En vez de eso, se enfrentó a ella.
T: ― ¡Se le fundieron las directrices que se le habían colocado en el programa!
C: ―No pasa nada, cámbieselas por las que yo creé, que están en la caja fuerte del alto mando, como reserva para mejorar el prototipo.… Creo que con ellas ésta maravilla puede dar múltiples soluciones a un mismo problema.
T: ―Con todo respeto, señor, matar a su mujer no es un hecho muy heroico; me temo que este prototipo no sea suficientemente efectivo para la guerra que se avecina y no dé la talla para la misión que se ha sido creado. En una sesión le incitamos al encuentro con su réplica humana y casi lo destroza. Menos mal que no siguió adelante y lo introdujo en el armario de su habitación.
C: ―No soy de la misma opinión, teniente. Después de las mejora que le pensamos hacer, incluidas las directrices de las que le he hablado, eso puede cambiar; hay que comprender que se le ha sometido a pruebas muy difíciles, contradictorias…, duras en exceso y ha salido airoso de todas ellas.
T: ―No tiene nada que ver que haya salido victorioso en mil batallas, para que al final no haya resistido la última. Menos mal que respetó a Anselmo
C: ―Era su amigo…
T: ― ¿No le parece extraño que tenga los mismos recuerdos que su réplica humana?
C: ―Parte de su cerebro cibernético es de su réplica humana, acuérdese. Tuvimos que hacer la copia en un tiempo record… y casi se puede decir que Roberto es mitad humano y mitad androide, parte de la personalidad de aquél está en éste.
T: ―Entonces… ¿cree usted que la opción de su comportamiento con el robot que se parecía a Elena es la correcta? Sabía perfectamente que cuando dejara a su víctima fuera de combate tenía que desaparecer de la escena… y ¡se auto desactivó sobre ella!
C: ―Sí, creo que es la correcta… a pesar de lo que usted opine; tenga en cuenta de que hemos creado una maquina con instinto de investigador; observe, teniente, que se le ha inducido a solucionar situaciones paradójicas. Tal vez, a causa de ésta última experiencia, ciertas subrutinas de su registro mental hayan quedado inoperables; entienda que ha tenido que soportar “realidades” de máxima tensión y peligros…
T: ―Y las ha resistido todas..., menos la última.
C: ―No sea tan negativa, teniente. Ésta es una experiencia de entrenamiento virtual al que le sometemos para que cometa fallos, una vez que sabemos dónde está el fallo en el programa, procedemos a perfeccionarlo. Precisamente la construcción de este diseño se aprobó durante el congreso de “Amigos por la Paz” y sacó sobresaliente por sus especiales características, por su funcionamiento sin tacha, también se aprobó en la reunión de jefes militares del alto mando, ante personas que no creían en los resultados; se vio que podía vencer toda clase de problemas emocionales y dificultades de toda índole…, se le dio el visto bueno después de muchas horas analizándolo en sus más mínimos detalles. Y rebasó todas las expectativas…
T: ―No estoy de acuerdo en tener operativo al prototipo en veinticuatro horas y listo para nuevas experiencias, según las órdenes del alto mando; tengo que revisar hasta la saciedad los fallos de comportamiento de su sistema emocional, investigar qué es lo que ha podido fallar…
C: ―No se preocupe, teniente, eso lo sabe el equipo del alto mando, yo también me doy cuenta de las dificultades. Tiene un tiempo “prudencial” para cambiar las directrices emocionales y psicomotrices, pero hay que darse prisa ¿De acuerdo? ¡Ah! Y le insertará el nuevo adelanto en el riego venoso. Hay que prevenir que surjan sorpresas de última hora. El enemigo ya ha hecho la sustitución del color de la”sangre” y sería contraproducente que se descubriera la diferencia.
T: ―De acuerdo, mi coronel, se hará como usted ordena, pero estamos mirando una parte del problema. Hay que estudiarlo en su conjunto, si no se hace así, algo puede salir mal. En fin, lo dejaré como recién salido de la fábrica…; estudiaré e investigaré las causas del deterioro de su red neural…
C: ―A pesar de las dificultades, tengo confianza en usted  y su experiencia. En los tres años que estoy al frente de este proyecto, su trabajo ha cubierto todas mis esperanzas.
T: ―Gracias, mi coronel, yo también comprendo el apremio al que está sometido estos últimos días. No le defraudaré.
C: ―Gracias por entenderlo, Elena. De arriba me obligan a acelerar el proceso de defensa. El enemigo tiene muy avanzada su campaña de sustitución. Va rápida y tiene a media ciudad en su poder; yo les he prometido a los jefes un plazo, tal vez demasiado corto, lo reconozco, pero tenemos que adelantar su puesta a punto, antes de que sea más grave la angustiosa situación que soportamos. Hay que trabajar con prontitud para que esté totalmente terminado el reajuste del prototipo y dar el “pistoletazo de salida” a la fabricación en cadena de soldados basados en él. Pero hay algo más que debemos mejorar también y que no podemos dejar de lado.
T: ― ¿Cuál es, señor, si se puede saber?
C: ―Resuelva el problema de la salud física del anfitrión humano, en el menor tiempo posible. Su aspecto es enfermizo y tiene que alojar al prototipo
T: ―Sí, claro, comprendo. No se puede ganar al enemigo sólo con la inteligencia. Sí, he notado que está bastante desmejorado últimamente, según se producen las sesiones inductoras. No hay, por el momento, otra solución que pasar por la enfermería del centro psiquiátrico. 
Hay un lapso de silencio, durante el cual me llega el sordo zumbido de las máquinas, que en alguna parte trabajaban a pleno rendimiento. Pese a estar despierto, sigo sin entender por qué no consigo abrir los ojos ni mover ningún miembro de mi cuerpo. Todo en mí está paralizado. No siento nada… sólo la sensibilidad de oír y el poder de analizar en mi mente lo que estoy oyendo.
El llamado “coronel” ha dejado de hablar y la respuesta a su subordinada a quedado suspendida, de momento. Su voz, cuando suena de nuevo, es un susurro y se explica ante ella, como si le estuviera diciendo una confesión a una amiga, y que ésta debe mantener en secreto.
C: ―Perdone, eso es algo de lo que no debe hablar a la ligera, Elena, nadie tiene que saber dónde está el prototipo; piense que, al igual que en el exterior, aquí hay cámaras y detectores con micrófonos que nos vigilan…
La voz de la mujer contesta en el mismo tono:
T: ―No se preocupe, mi coronel, hemos destruido todos los detectores del centro…
C: ―De todas formas… no me fío ―después de este comentario, el coronel recobra el tono habitual de su voz para proseguir con el firme matiz con el que imparte las órdenes, tal vez, haciendo una especie de comedia―. Bueno, lo dicho, examínelo y en el tiempo más breve posible mándeme un informe sobre sus progresos.
T: ―De acuerdo, mi coronel, ahora mismo me pongo manos a la obra. Recibirá mis noticias en breve…
Después de aquella conversación, oigo alejarse los pasos de los dos militares sobre algo parecido a una superficie de acero.
El razonamiento de aquél coloquio entra en mis reflexiones lógicas. Según aquella charla, yo soy una máquina… Por lo que he oído, aquellas opiniones se refieren a mi persona; La alusión a la última aventura, me da a entender que yo soy el autómata; que, supuestamente, he asesinado a mi esposa, que es la humana... o, al menos, la reconvertida en un androide mejorado por el enemigo, y le he dado muerte. En mi memoria todavía está viva la escena de su asesinato y cómo la roja sangre de su herida llenaba el suelo de la cocina de nuestra casa… Virtualmente ésa es la mejora que el enemigo habría practicado en sus androides. También me ha dado a entender que todas esa “realidades” que he vivido, forman parte de mi entrenamiento como futuro soldado…
Mi mente ya tiene algunas respuestas que dan luz, por primera vez, a algunas de las más angustiosas preguntas que me he formulado, además de especulaciones al respecto de lo que es moral e inmoral, sueño o realidad. Me han inducido a vivir una serie de realidades con situaciones límite y, también, a causa de aquellas, están revisando el deterioro de mi red neural, averiada después de la última aventura; también le sería introducido un líquido parecido a la sangre humana en el sistema venoso de mi anfitrión… Yo, que había creído siempre que era un ser humano, ahora descubro que no lo soy, que tengo el pensamiento del hombre que ha servido de modelo para construir este cerebro, donde mi mente piensa... Pero, pese a todo, vuelven los terrores vividos en mi mente al hilo de esas experiencias, antes de este nuevo despertar. 
Mi situación es ahora bastante anormal, según mi pensamiento humano. Sobre todo porque es la primera vez que conozco la realidad de lo que está pasando. Mi mente ha dejado de darle vueltas a un hecho que no podía recordar porque nunca existió: mi identidad como humano. Ésta es sólo paralelismo a medias, aunque las reminiscencias de mis sentidos sean de esa naturaleza y mis pensamientos estén arraigados en el instinto de mi anfitrión. Así es que parte de mi mente forma asociaciones de ideas que se complementan con el frío cálculo de una computadora.
Descubrir que aquellas experiencias eran, en realidad, prácticas de adiestramiento inducidas con situaciones límite, me dan a entender lo perversa que es, a veces, la raza humana, cuando se trata de ganar una batalla; pero, por otra parte, se supone que tiene que haber maldad en acciones contra el enemigo, es la única manera de vencerle. Esas eran las secuencias de alta tensión que se inventaban los que estaban en la sombra, para que yo me guiara por mi “instinto de supervivencia” humano y saliera bien parado de ellas…
No puedo asegurar si estoy en el bando de los “buenos” o de los “malos”, pero es evidente que soy manejado, sin voluntad propia, para formar parte de ese ejército de máquinas invencibles, contra gente de otro mundo, distinto del terrestre.
Constato que ésta de ahora es una experiencia bien distinta de aquellas que “he vivido”; ahora sé que estoy en un laboratorio, con la conciencia despierta y casi todos los demás sentidos dormidos…; ahora sé que mi cuerpo existe como un intrincado amasijo de cables que caracteriza a una máquina, soy un impreciso ser, indolente, no tengo noción de vida animal; no siento nada en mi interior…, sólo experimento la excepción de mi nueva situación, en la que mi mente trabaja de continuo para encontrar la coherencia perdida..., pero creo que la encontraré cuando me inserten en ese cuerpo humano que tienen programado para mí.
El tiempo (de mi mitad humana) se me pasa en medio de un carrusel de ideas lógicas, de eternos problemas matemáticos, envueltos con las situaciones recordadas, las que “he vivido” y que he analizado meticulosamente; ahora, tengo una amplitud de miras de todo lo que sucede en mi entorno, donde descubro que mi realidad de existir como humano es una quimera implantada y que, de repente, se ha permutado en el de ser una máquina. 
Es innegable que en aquellos escenarios, donde tenía que pensar fríamente en la estrategia de mis movimientos para conseguir salir airoso del acoso de los androides, estaba luchando por mi supervivencia, como ser humano, pero en ese momento no sabía lo que sé ahora. Ahora sé a qué debo enfrentarme, a qué atenerme.

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