CAPITULO 8: GIROS

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Cuando abrí mis ojos, el despertador marcaba las 6:00 am. Hoy comenzaba mi primer dia de clases en el instituto Roswell. Al igual que todas las mañanas los heraldinos (incluida yo, que ya formaba parte del área) estábamos en los comedores a temprana hora. Mis nervios estaban de punta, precisamente hoy mi sexto sentido estaba en alerta. Tranquila, me decía mi subconsciente, solo son los nervios del primer día de clase. Ya era de ley que todos los días nuestra mesa fuera formada por los pequeños ocho (como los había llamado), Aaron y yo. Ellos eran las personas que hacían mi instancia en heráldica más sencilla. Apenas y hace dos días los pequeños había comenzado con su entrenamiento, se les podía notar en sus rostros lo pesado que se les estaba llevando, no me parecía lo correcto para ellos.

-Espero que en la mayoría de las clases nos toque en la misma aula.- me decía Aaron acostado en mi cama con los brazos cruzados detrás de su cabeza. Mientras yo tomaba algunas de mis cosas en mi habitación.- No lo se… simplemente quiero estar contigo todo el dia y quitarte de encima a todo tipo que se te acerque.

-No es necesario que me defiendas, puedo patearle el trasero a cualquiera… incluyéndote a ti.- pasados unos segundos en completo silencio me gire para mirar a Aaron, creí que lo había hecho sentir mal con mi comentario, pero no, estaba de pie mirándome con una sonrisa burlona dibujada en su perfecto rostro. Se acercaba poco a poco hacia mi, se le veía como un lobo que iba a atacar a su presa. Di dos pasos hacia atrás, pero cuando pude reaccionar ambos volábamos por el aire. Prácticamente Aaron me había tacleado. Caímos sobre mi cama, después de tres rebotes ambos comenzamos a reír como unos niños. Los segundos de risa se convirtieron en minutos de miradas profundas. Su peso en comparación con el mío era casi el triple, pero en este momento no me importaba sentirlo. Un beso que comenzó como tierno se fue convirtiendo en uno apasionado y lleno de sentimiento puro. Su mano derecha comenzó a viajar por mi vientre e iba descendiendo por mi pierna hasta detenerla en mi muslo, lo más maravilloso era que aun podia sentir el rastro de caricias que había marcado. Podía oír claramente los latidos de nuestros corazones que iban al unísono, parecía que nuestros cuerpos habían corrido un maratón de 10 Km por lo rápido que se marcaba el ritmo. Su mano izquierda acunaba mi rostro con ternura. Nuestros rostros se separaron para que ambos tomáramos bocanadas de aire. Su sonrisa traviesa se fue asomando poco a poco. Con un poco de fuerza y destreza hice girar su gran cuerpo y en tres segundos ahora era yo la que estaba encima de él a horcajadas. Tome sus dos brazos y los coloque por encima de su cabeza. O era que yo fuera muy fuerte o simplemente el muy cabron no ponía resistencia alguna. Sentía su piel arder bajo mis manos, y eso me encanto. Comence besando su frente y fui regando besos por todo su rostro. Su respiración comenzó a disminuir, cuando acabe en su barbilla le mire. Tenía los ojos cerrados, pero la sonrisa seguía allí.

-Te amo.- dijo simplemente.- la espera fue larga y dolorosa, pero valió la pena si al final lo que obtengo es esto.-

Libere uno de mis brazos y acaricie su rostro con mi pulgar, y el restregaba su mejilla en contra de mi mano. Poco a poco fui acercándome a su oreja.

-Si seguimos asi, llegaremos tarde al instituto.- después le bese el lóbulo. Sentí su cuerpo estremecerse.- y no es cualquier dia de instituto… ¡es mi primer día de instituto!

Sus brazos se safaron de mi agarre y rodearon mi cintura apretando mi cuerpo hacia el suyo. Ahora el beso fu dulce. Confirmado: me encantaban sus besos.

Llegamos diez minutos antes de la hora al instituto. Aaron aparco la camioneta no muy lejos de la entrada principal. Ese era nuestro primer punto de entrada. Pero mis nervios seguían allí. Tomados de la mano comenzamos a andar por los pasillos infestados ya de estudiantes. Todos nos seguían con la mirada. Sus ojos iban de Aaron a mí y de mi  Aaron. Este es otro momento incomodo que anotar a mi lista.

HERALDICA: LOBO BLANCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora