Lo hemos hecho fatal. Hemos esperado que lloviera en plena sequía, pretendíamos jugar con fuego y repetirnos que no nos quemaríamos, o sí, pero alguien nos curaría. Hemos aguantado, tal vez mordiendo la lengua y tragando saliva, pero siempre aguantando, y nunca por nosotros, qué fallo. Hemos perdonado, y tanto que hemos perdonado, quizá es nuestra perdición. Hemos apoyado, hasta tal punto de poner en duda si nuestro hombro seguía formando parte de nuestro cuerpo o de otro. Hemos llorado, dato que probablemente sólo sepamos nosotros. Hemos pagado, por todos menos por nosotros. Párate aquí, justo aquí y no muevas un solo dedo. ¿Qué hemos hecho mal? ¿Hemos hecho algo bien? Recoge tu mano, debes estar cansado de que sólo te cojan el brazo. Deja de mirar a un lado, no lo haces así cuando caminas. Avanza, hay personas que son obstáculos. No es bueno perder la sonrisa, pero debe ser peor perder el culo, por quien no se merece ninguna de las dos cosas. Piensa, no se ha terminado, o sí, para esas personas sí. Y viene lo nuevo, lo desconocido, puede ser tan bueno o tan malo como quieras, y digo como quieras, porque tú decides quién te pisotea, y quién te eleva.