Capítulo VII

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Estuve con Bill cerca de 10 minutos, me contó como había comenzado todo, como había logrado enfurecer a Dylan hasta llegar a hacer que este lo golpeara, cosa de la que no se arrepiente y que a mi me costaba tanto entender. La enfermera abrió la puerta y me dijo que las visitas habían terminado por hoy, así que me despedí de Bill y salí.

Caminé hacia donde estaban Simone, papá y Tom hablando de lo más entretenidos. Tom dejó de mirar a su madre para observarme a mi que venía desde lejos, le dediqué una sonrisa vaga y luego baje la vista, su mirada era bastante inquietante, o al menos a mi me ponía incómoda. Al llegar, me senté al lado de mi padre...me miraron con atención.

- Las visitas acabaron.- hablé.- Creo que ya es hora de irnos.- terminé de decir mientras un bostezo se apoderaba de mi, estaba bastante cansada. Simone se levantó del asiento y me miró.

- Oh no, yo me quedaré aquí esta noche.- dijo con una expresión de calma.- No podría dormir tranquila sabiendo que Bill está aquí.- Asentí con la cabeza. Simone siempre se había caracterizado por ser tan protectora con sus hijos. Papá se levantó y se paro al lado de la que pronto sería su esposa legalmente.

- Bueno, me quedaré con Simone...- habló mientras la abrazaba.- Tom, lleva a ____ a casa y descansen... hoy ha sido un día bastante agotador para ustedes.- ordenó mi padre. Lo miré suplicante, no me quedaría SOLA en casa con Tom... él ya me daba cierto miedo.

En el trayecto hasta el estacionamiento del hospital, me mantuve caminando atrás de él a paso lento, muchas veces Tom se giraba a mirarme para decirme "¿Puedes caminar más rápido? Quiero llegar pronto a casa..." y yo sólo le respondía con un desprecio colosal. Nos subimos al auto y Tom comenzó a conducir, el sueño y el cansancio se apoderaron de mi y me quedé dormida en el trayecto. Tuve un sueño bastante raro, me encontraba en un bosque hermoso, el cuál no podía reconocer. Estaba sola y desorientada, pero pronto aparecía... ¿Tom? con una sonrisa. Se acercó a mi y se apoderó de mi cintura, yo estaba feliz... era como si hubiera estado esperando su llegada. Todo estaba bien hasta que una mujer apareció, no podía distinguir su cara y su contextura tampoco se me hacía familiar.

- ¡Tom! ¿Qué haces con ella?- decía con un tono de reproche. La sonrisa de Tom desapareció y luego miró a la chica.- Recuerda que tú eres solamente mio...- terminó por decir con una sonrisa. Me veía muy confundida en mi sueño, no entendía nada. Tom se alejó de mi y comenzó a caminar hacía la chica...luego desapareció. Comencé a gritar su nombre con desesperación, pero él ya no estaba ahí...

- ¡Hey! ____ despierta...- dijo dándome pequeñas palmadas en la cara. Me desperté de golpe y comencé a mirar hacía todos lados, estaba desorientada.- Hemos llegado.

- Lo... lo siento...- dije tartamudeando.- ¿Por cuánto tiempo me dormí?- pregunté curiosa. Tom me miró confundido y luego dejo escapar una pequeña risa.

- Sólo fueron unos minutos...- contestó encogiendo los hombros.- Oye...¿Estabas soñando conmigo?- preguntó con una expresión llena de gracia en el rostro. ¿Qué? ¿Cómo lo sabía? Lo miré extrañada y tratando de sonar convincente hablé.

- ¿Por qué debería haber soñado contigo?- pregunté de vuelta. Tom me miró y encogió los hombros. La sonrisa pícara que lo caracterizaba nunca desaparecería.

- No lo sé...- dijo mirándome fijamente. Me tense.- De repente comenzaste a decir mi nombre mientras dormías...- Estoy segura que mi rostro enrojeció hasta quedar como un tomate.- ¿Que soñabas?- preguntó con una sonrisa pícara. Lo miré extrañada. Ni loca le contaba mi sueño, nunca debí haber soñado eso... era raro, era estúpido.

- Te diré dos cosas...- dije sería. Tom alzó las cejas con gracia en señal de la atención que tenía puesta en mí.- Primero, no eres el único Tom en el mundo, y segundo... no tengo porque contarte nada... no eres de fiar.- terminé de decir con una sonrisa forzada en el rostro. Tom sólo se rió burlesco, sabía por lejos que el protagonista de mi sueño siempre fue él. Por más que tratara de esconderlo, yo era muy obvia...

El fin de semana pasó y el lunes llegó. Me levanté a las 8:00 am, y comencé a alistarme para la universidad. En unos días darían de alta a Bill y teníamos planeado darle una sorpresa, sería algo en grande. Bajé a desayunar y partí a la universidad. Aún tenía mi brazo enyesado, por lo tanto, Tom seguía conduciendo el auto sin licencia, daba gracias por tener un padre policía.

Las primeras horas en la universidad pasaron y llegó la hora del almuerzo. Dejé mis cosas en el casillero y caminé hacía el comedor. Al llegar divisé en la mesa a Gustav y Georg, me sonrieron y me hicieron señas para que fuera hacia ellos. Mientras caminaba, mi vista buscaba a Tom, era raro que todavía no estuviera allí, el almuerzo era su hora favorita y siempre era el primero en llegar al comedor. Mis ojos se posaron en la otra entrada que tenía el comedor. Tom estaba serio con los brazos cruzados, mientras Madison le hablaba y le hablaba, ella no estaba feliz. Desvíe mi vista de la escena y miré a Dylan que estaba en la mesa de al lado... su cara estaba horrible, toda hinchada y con diversos moretones en ella. Deje escapar una pequeña risa y seguí caminando, pero él alcanzó a oírla.

- ¿De qué te ríes?- preguntó molesto. Me detuve y lo miré con gracia.- ¿Hay algo de gracioso aquí?

- Mmm... A ver, dejame pensar.- dije poniendo cara de pensativa.- Quizás tu cara que está hecha una mierda...- dije con una sonrisa burlesca. Dylan golpeó la mesa y se levantó furioso. Todos los ojos del comedor se posaron en nosotros.

- ¡No juegues con eso perra!- me gritó con furia en la voz. Sus amigos lo detuvieron, él era bastante agresivo y no le importaba si era hombre o mujer. Abrí mi boca para hablar, pero... alguien más ya estaba hablando por mi.

- ¿Tratas así a una mujer?- preguntó molesto.- Te dije que no te metieras con los mios, o ¿quieres que tu rostro quedé peor de lo que ya está?- lo miró con rabia. Dylan se rió falsamente y lo miró serio.

- No te tengo miedo Kaulitz...- contestó con una mirada retadora. Ambos querían matarse mutuamente, sus miradas estaban llenas de odio.- Te dije que esto...- apuntando su cara.- No se quedaría así.- Tom asintió con la cabeza y luego paso su brazo por mi espalda, me tense enseguida y lo miré extrañada.

- Solo te diré una cosa...- dijo apuntándolo.- No te metas con ella.- le advirtió.- Porque si lo haces... no voy a dudar en hacerte mierda otra vez.- terminó por decir y se dio media vuelta. Tomo mi mano y me llevo con él. Dylan no supo que decir y sólo se quedo parado viendo como nos alejábamos.

Llegamos hasta la mesa en donde se encontraban los chicos, estos se nos quedaron viendo confundidos y yo no entendía el porqué. Me percaté de que aún estábamos tomados de la mano, la solté de golpe y Tom me miró extrañado y luego bajó la vista hacía su mano, eso se veía bastante extraño...

- ¿Por qué tenias que defenderme?- le reproché mientras me sentaba al lado de Gustav.- Me dejaste como una tonta Tom...

- ¿Qué? Deberías agradecerme...- contestó con el seño fruncido.- ¿Te gustaría haber quedado como Bill?.- lo miré molesta.

- ¡Yo podía sola! No era necesario que vinieras y abrieras tu bocota.- le dije. Georg y Gustav solo nos miraban, ellos no decían ninguna palabra. Tom rió burlón y habló.

- ¿Qué ibas a hacer tú contra un tipo de 1.95?- preguntó gracioso. Lo miré con despreció.- Con un brazo enyesado no creo que hayas podido hacer mucho.- dijo riendo. Iba a abrir la boca para contestar, pero Gustav me interrumpió.

- Mierda... ¿Ustedes no se cansan de discutir?- dijo cabreado . Ambos lo miramos, no sabíamos que responder.- Parecen matrimonio... ¡Dios!

- Estoy contigo hermano.- habló Georg poniendo su mano en el hombro de su amigo.- ¿Están seguros de qué solo son "hermanastros"?- preguntó mirándonos a ambos con expresión acusadora. Tom y yo nos miramos y reímos... que estupidez.

- Que estupideces dices Gehart...- dijo Tom riendo. Georg lo miró serio.- No aguantaría estar con ella ni un solo minuto...- mi sonrisa desapareció y mi expresión se volvió seria.- ¡Mirala! Es odiosa...- me miró burlón. Alcé una ceja. ¿Que se creía este imbécil?

- ¡Vete a la mierda Tom!- le grité.- El único odioso aquí... ¡eres tú!- Tom aún no aprendía, le encantaba joderme el día, lo disfrutaba... odiaba a este idiota, o al menos eso era lo que quería creer.

El tiempo pasó, y llegó la hora de volver a casa. Como siempre estaba cansada y solo tenía ganas de dormir. Llegue al estacionamiento y comencé a caminar hacía mi auto. Sentí que algo se había quebrado, había pisado algo. Baje la vista y todo el suelo estaba lleno de vidrios pequeños, seguí mi camino y lo que encontré me dejó sorprendida.

"Más Allá Del Infinito" (Tom Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora