Kim Jonghyun era un joven de buena familia. Habia estudiado durante un tiempo en la Universidad de Gotinga, pero debido a su caracter visionario y entusiasta, deambulaba por esas doctrinas insensatas y especulativas, que tan a menudo aturdian a los estudiantes. Su vida solitaria, su intensa aplicación y la rara naturaleza de sus estudios, tuvieron un efecto en su mente y cuerpo. Su salud debilito y su imaginacion enfermo. Habia dado rienda suelta a reflexiones fantasiosas acerca de la escencia del espíritu, hasta que, como Swedenborg, vivia en un mundo imaginario. Tenia una idea fija, se desconocia la causa, pero aseguraba que sufria una influencia diabolica, y que un genio maligno o espiritu buscaba atraparlo y llevarlo a la perdicion. Semejante idea trabajaba en su temperamento melancolico y produjo los efectos mas tenebrosos: se volvio ojeroso y deprimido. Sus amigos descubrieron la enfermedad mental que lo atormentaba y determinaron que la mejor cura era cambiar de ambiente; por esta razón se decidio que fuera a terminar sus estudios en medio de los esplendores y diversiones en Paris. Jonghuyn llego a la ciudad cuando estalló la Revolución. El delirio popular y las teorias politicofilosóficas del momento capturaron su mente entusiasta, pero las escenas sangrientas que le siguieron impresionaron su naturaleza sensible y le causaron aversión a la sociedad y al mundo, e inspiraron su aislamiento. Se encerró en un apartamento solicitario en el Pays Latin, el barrio de los estudiantes. Allí, en una calle oscura no muy lejos de las paredes monásticas de la Sorbona, se dedicaba a sus estudios favoritos. Algunas veces, pasaba muchas horas en las grandiosas bibliotecas parisienses, esas catacumbas de autores difuntos, hurgando entre sus cúmulos de polvo y obras absoletas, en busqueda de alimento para su apetito malsano. Era, a su manera, un necrófago literario que se saciaba del osario de la literatura decadente.Jonghyun, a pesar de la soledad y reclusión, era de temperamento apasionado, pero en esa época operaba solamente en su imaginación. Era demasiado tímido e ignorante del mundo como para tomar la iniciativa con las mujeres, pero era un admirador apasionado de la belleza femenina, y en su habitación solitaria, a veces, se ensimismaba, soñaba con formas y caras que había visto. Su fantasía engalanaba imágenes de belleza lejanas, incomparables con la realidad.
Al estar su mente exaltada y sublimada, un sueño le produjo un efecto extraordinario. Era un rostro masculino de belleza trascendente. Tan fuerte fue la impresión que le causó, qué lo soñara una y otra vez. Lo perseguía en sus pensamientos durante el dia y en sus sueños por las noches; se enamoro apasionadamente de la sombra de un sueño. Esto duró tanto que se convirtió en una de esas ideas fijas que obsesionan las mentes de los hombres melancólicos y que a veces se confunde con locura.
Así era Kim Jonghyun y su situación en la época que ya mencioné. Regresaba a su casa en una noche tormentosa, por una de las calles viejas y oscuras de Marais, la parte antigua de París. Los fuertes truenos retumbaban entre las elevadas casas en las calles angostas. Llegó a Place de Greve, la plaza que servía de escenario para las ejecuciones publicas. Los relámpagos temblaban en los pináculos del ancestral Hotel de Ville, emanando rayos centellantes sobre el espacio abierto. Mientras Jonghyun cruzaba la plaza, retrocedió con horror al darse cuenta de que se encontraba muy cerca de la guillotina. El reino del terror estaba en su máximo esplendor, y este espantoso instrumento de muerte permanecía siempre listo, y el cadalso estaba continuamente lleno de virtuosos y valientes. Precisamente ese dia había sido empleada en el oficio de la carnicería y estaba allí, inexorable y silenciosa mientras la ciudad dormía, esperando víctimas frescas.
Jonghyun se sintió muy deprimido, y tembloroso, iba a apartarse del horrible aparato, cuando contempló una forma indefinida que se había refugiado temerosa, al pie de los escalones que conducían al patíbulo. Una sucesión de vívidos rayos de luz revelando más claramente la forma; era la figura de un chico, vestido de negro, sentado en los peldaños inferiores; tenía el rostro escondido en el regazo y su brillante cabello, mezclándose con la lluvia que caía con fuerza torrencial.
Jonghyun se detuvo. Había algo terrible en ese monumento solitario de aflicción. El chico parecía estar por encima del orden común.