Salem.

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El día por fin había llegado, yo Caitlyn Osburn cumplo los 17 años, y eso sólo puede significar una cosa que hoy, un minuto antes de medianoche sabría si era bruja.

Como hijas -descendientes de las antiguas brujas de Salem, todas las mujeres nacidas en Salem bajo luna llena tenemos la posibilidad de adquirir poderes. El día que estaba soñando desde que era niña por fin sucedió. En mi familia hay pocas brujas,  por eso había más posibilidad de que yo fuera una, pero no debía ilusionarme puesto a que en la generación anterior de las 50 chicas, 30 fueron brujas y eso quiere decir que de ésta generación de 50 chicas, sólo 20 van a serlo y por mala suerte soy una de las menores, ya que estamos en Octubre y ya van 16 chicas. Pero debía de tener mente positiva, a las 11:59 p.m. sería una bruja.

Me paré de la cama sonriente. -Hoy va a ser un gran día- Pensé, y me dirigí hacia mi armario; ya había comprado desde días anteriores la ropa que iba a usar hoy, así que sólo tenía que cambiarme. Opté por una camisa muy linda sin tirantes, unos jeans que le hacían juego, unas zapatillas del mismo tono que la camisa y dejé mi cabello corto suelto, para que mis negros risos alocados cayeran sobre mis hombros.

Bajé las escaleras, ya lista para ir al colegio, encontré a mi madre en la cocina preparando el desayuno, al verme soltó la paleta con que removía los huevos y vino corriendo a abrazarme.

-¡Feliz Cumpleaños! Caitlyn, ha llegado el día, hija te deseo todo la suerte- Después de que acabó el abrazo limpió una lágrima que resbaló de su ojo con su mano, mi madre no es bruja, siempre lo había deseado, pero desafortunadamente nació una noche sin luna llena.

Sonreí y mi padre apareció en la cocina, él si es brujo y de los mejores, es el director de mi colegio e imparte pociones y reglas básicas de la hechicería, en lo dos últimos años, a las brujas que van a la escuela. Mi padre es un brujo, uno de los pocos, ya que los hombres no suelen serlo, un hombre cada 1.000 años nace bajo la luna llena el 31 de Octubre y posee poderes sobrenaturales y mágicos desde su nacimiento.

-Hija mía ¡Feliz 17 años!- Me abrazó, aunque soy consiente de que mi padre está muy orgullosos de mí, sabía que lo estaría más si a las 11:59 p.m. era bruja, porque seamos realistas, todos esperan que la hija del brujo más respetable de la década y gran director lo sea.

-¡Gracias a los dos! Mamá, el desayuno se ve maravilloso.

-Nicholas- Dijo mi madre, con mirada cómplice hacia mi padre y éste apareció en sus manos mi regalo -Esperamos que te guste- Ansiosa por saber que era, abrí la pequeña cajita con delicadeza, era un brazalete muy hermoso, de eslabones plateados y en el centro un medallón grande en forma de erizo plateado con puntas delineadas con pequeños zafiros, en su centro en forma de luna llena un cuarzo blanco y un zafiro en forma de corazón. Me quedé sin palabras.

                -Pasé por las mejores joyerías del mundo, buscando algo que se asemejase a ti, hasta que encontré el brazalete, esas piedras del medallón te identifican, la luna llena tan blanca como tu piel y el corazón tan azul como tus ojos.

                -¡Gracias papá, gracias mamá por todo!

                Desayunamos los tres juntos como siempre y luego papá se despidió de mamá y se desapareció para llegar temprano al colegio, yo terminé de comer y arreglar mi bolso y salí a tomar el autobús como la chica normal que aún era.

                Llegué al colegio y apenas entré me dirigí hasta mi casillero, lo abrí para dejar allí algunos de mis libros de texto.

                -¡Feliz Cumpleaños!- Dijo mi mejor amiga Samantha, al aparecerse detrás de mí, dándome un susto de muerte.

                -Gracias, me asustaste, esta vez no te esperaba.

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