Capítulo VII: El Partido contra Gryffindor

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Me levanté de un salto con emoción, mi horario señalaba la clase de Defensas contra las Artes Oscuras con Gryffindor, y teníamos planeado que Lockhart firmara la nota de autorización para poder entrar a la Sección Prohibida.

Después de vestirme rápidamente, caminé hasta donde Margot. Para despertarla, estampé una almohada contra su cabeza.

— ¿Qué? —preguntó somnolienta, con su mejilla pegada al colchón.

— ¿Qué te dijo el chico tejón acerca de su no-relación-seria-pero-seria?

Después de una breve pausa, respondió en voz ahogada:

— ... Odio mi vida.

— Adivino: ¿no fuiste capaz de hablar con él?

— No —chilló— . Yo... quisiera ser más insensible. ¿Me enseñas? —la golpeé nuevamente— . Vale, detente. No estoy de ánimo.

— Mañana juega Slytherin contra Gryffindor —canturrié.

— Y Cedric apoya a Gryffindor, ¡Lo odio! —rodé los ojos. La jalé de la mano para levantarla y la empujé dentro de la ducha— . No quiero bañarme, no quiero salir, no quiero hacer nada —se deslizó por la pared hasta caer sentada en el suelo.

— Allá tú —giré el pomo de la ducha a lo que dio. Ella gateó hasta el otro lado, tiritando.

— ¡Estoy en pijama!

— Y yo ya estoy con el uniforme, lo que significa que debes apresurarte —dije firme y salí del baño. Escuché a Margot gruñir.

Después de que nos termináramos de arreglar, nos dirigimos hacia al Gran Comedor. Moría de hambre pero, por cosas de la suerte, me choqué con dos pelirrojos idénticos. Me sentí incómoda ante sus miradas. No obstante, decidí disimular la tensión entre nosotros.

— ¡Hola, tanto tiempo! —saludé con fingida sorpresa— . Sí, sí, también los extrañé. Hablamos luego, muero de hambre. ¡Adiós! —pasé por su lado, continuando mi camino.

George miró hacia otro lado mientras que Fred me siguió con los ojos, sin atreverse a seguirme.

— ¿Qué diantres fue eso? —me preguntó la rubia, alcanzándome el paso.

— Eso, amiga mía, fue una patética manera de disimular un momento incómodo. Ya sabes, a mi estilo.

Nos sentamos en la mesa de Slytherin, viendo el comedor hambrientas. Todas las conversaciones a nuestro alrededor giraban en torno al heredero y algunos estudiantes incluso alardeaban de saber quién era.

— ¡Eh, Draco! —lo saludé.

— Sirrah, hola —me correspondió con sus arrastrado tono— . ¿Has hablado con Nott? —negué— . Está muy raro.

— Tal vez está investigando sobre la Cámara Secreta, ya sabes —mi primo arqueó una ceja junto a una sonrisa ladeada. 

— En ese caso debería andar más ligado a ti, ¿no? —me guiñó el ojo y se volvió para hablar con Crabbe y Goyle.

— Púdrete —murmuré, llenando mi boca de rebanadas de jamón. 

— ¿Crees que Theo está así por mí? —susurró Margot, visualizando al chico que se encontraba a cinco personas de nosotras, con expresión frívola y en silencio. La miré incrédula— . ¿Qué?

— ¿Y lo dudas?

— Esperaba que tuvieras un poco de compasión por mí y dijeras que no.

— ¿Que no? ¡Es demasiado evidente! Creo que lo van a condecorar en la Friendzone —me fulminó con la mirada, yo me encogí de hombros— . Si no estás enamorada de él, no hay nada qué hacer. Ya se le pasará.

Sirrah Black & la Cámara Secreta | SBLAH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora