Leario

30 de Abril de 1478

La última vez que había visto al Artista se encontraba ayudando a Lorenzo de Medici. Ambos se habían encerrado en una cámara de la iglesia, pensando que podrían salir de allí o que él, el Capitán General de la Iglesia Romana se rendiría. Pero eso no iba a pasar. Cogí un prototipo de mosquetón y lo disparé contra la puerta tras la que se escondían da Vinci y Lorenzo. Con lo que no contaba es que la explosión que provocaría aquel disparo les afectaría a todos. Lo último que vieron sus ojos fue el fogonazo del mosquetón y como la bala impactaba contra la gran doble puerta del escondite de Lorenzo.

Cuando despertó se encontró atado de pies y manos y medio desnudo. Miró a un lado y a otro pero no vio a nadie, en aquel lugar no había ni un alma en pena; intentó quitarse las ligaduras, pero estaban bien fijadas a aquella mesa. Entonces oyó unos pasos que se abrían camino hasta él. La puerta se abrió, pero solo podía distinguir una figura a lo lejos, por lo poco que podía ver se trataba de alguien adinerado, por el buen aspecto de sus ropajes (o eso parecía a lo lejos) así que no tendría de que preocuparse. Entonces la figura entró en la sala poco a poco se fue acercando a él, parecía que conocía bien el sito pues no precisaba de una antorcha para iluminarse, así que por desgracia aquella persona sería su captor.

La figura se deslizó hasta un lado de la mesa donde quedaba totalmente iluminado y cara a cara con él.

No podía creérselo su captor no era otro que su mayor adversario, Leonardo di ser Piero da Vinci. Y encima había tenido la desfachatez de ponerse sus ropajes. Estaba que echaba humo por las orejas. Y para colmo tenía que aguantar a aquel bastardo florentino que no le llegaba a la suela de las botas.

Entonces el florentino deslizo deliberadamente su lengua por los labios humedeciéndoselos después hizo un mohín y empezó hablar:

- Riario que alegría que por fin estéis despierto, no veáis la que habéis armado. Tengo que darte las gracias por haber disparado aquella bala; nos dio una gran oportunidad para escapar a mí y a Lorenzo. Pero entonces me di cuenta que habrías dicho a tus hombres que me capturasen si alguien me veía, así que decidí apiadarme de tu vida y te salvé. Y después me aproveché de tus ropajes para moverme por Florencia sin que nadie hiciese preguntas. Bueno basta ya de hablar de mí, ¿tú cómo te encuentras?- le preguntó el florentino.

- Eso es discutible Artista, muy discutible. Estoy atado de pies y manos y en paños menores, no sé cuántos días llevo inconsciente, no sé dónde estoy, ni por qué me has dejado con vida; por lo demás estoy espléndidamente; gracias por preguntar Artista - no podía creerse lo que había dicho. Le acababa de dar las gracias a su archienemigo y eso le enfurecía, pero a su vez una parte de él se alegraba de que su captor fuese Leonardo, no entendía por qué eso le alegraba tanto y todo aquello conseguía sacarle de sus casillas.

Él que siempre había sido tan controlador, ahora era controlado nada más y nada menos que por su archienemigo y encima le gustaba, nunca se había preocupado de que nadie le preguntase que tal estaba, pero ahora le agradaba que el Artista le hubiese preguntado, nunca se había preocupado por gustar a la gente pero ahora quería caerle bien a Leonardo; y nunca se había preocupado de si alguien le perdona o no por lo que les había hecho, salvo su santidad, de quien siempre buscaba él perdón por los errores cometidos, pero ahora quería que Leonardo le perdonará, es más lo necesitaba o lo que era peor cada célula de su cuerpo lo deseaba y eso le hacía enfurecer.

Su respuesta dejo fuera de juego a Leonardo, anteriormente le hubiese encantado ver la cara del joven florentino desencajada por la sorpresa, pero ahora temía esa expresión ¿habría dicho algo malo? ¿Qué era eso había sorprendido tanto al inteligente Leonardo? Enseguida lo supo él nunca decía esas cosas, no sabía si lo que había dicho habría sorprendido a Leonardo para bien o para mal. Entonces quiso arreglarlo, pero ya era demasiado tarde, el florentino ya había empezado ha hablar: