Capítulo VIII: La traición del vampiro

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-¡Nos ha traicionado! - Exclamó Guren, muy cabreado, dándole un sonoro golpe a la mesa de su escritorio con el puño cerrado. El joven militar estaba muy alterado. Todo su grupo permaneció en silencio. Shinya también parecía molesto. Mito, no. El equipo de Guren dejó a su líder desahogarse. - ¡A la mierda el pacto ése! ¡La próxima vez que la vea la decapitaré y pondré su cabeza de adorno en mi cuarto!

-Guren, todos compartimos tu disgusto, pero ahora deberías calmarte un poco. - Dijo Mito. - De nada servirá tu comportamiento de ahora.

-Cierto... Puede que tengas razón... Haré mis obligaciones como Teniente-Coronel, pero cuando la vuelva a ver... La cazaré. - Sentenció Guren. Mito, quién ahora confiaba en mí, empalideció y tragó saliva. La realidad era evidente a ojos humanos: se pensaban que les había traicionado, que los vampiros conocían mis habilidades y que había vuelto con ellos para ayudarles a aplastar a la humanidad. Pero no era cierto y eso, Mito Jujo lo sabía. Mi única y preciada amiga en un bando lleno de hostilidad hacia mí. Sólo ella me apoyaba. Para mí eso era suficiente. Pero Mito también sabía que debía desconfiar por obligación. ¿Por qué lado decantarse? Mito estaba algo confusa... ¿Obedecer al corazón o a la voz de la obligación?

Por mi parte, a la mañana del día siguiente, amanecí en la cama de Ferid. Anoche me divertí bastante con él, pero hoy tocaba retomar mis planes. Ferid aún no tenía ciertas cosas claras, lo cuál era lógico y de momento me dio un uniforme de ganado, como me dijo la anterior vez, más una pulsera que indicaba de forma oficial que le pertenecía. Así, ningún otro vampiro podría tocarme y mucho menos morderme. Como ganado que de momento era, me fui con los niños humanos. Mi objetivo era dar con Mika, con la finalidad de hablar con él. Sin embargo, al salir de la mansión Bathory, dos guardias nobles de menor rango parecían estar esperándome.

-¿Eres la humana que pertenece a Ferid Bathory? - Preguntó uno de los vampiros, el más alto de los dos, moreno y de ojos rojos carmesí.

-Sí, ¿por?

-Ven con nosotros. La reina Krul solicita tu presencia. - Dijo el moreno de nuevo.

-Oh... Está bien. - Respondí. Los vampiros echaron a caminar. Me puse en el medio de los dos y les seguí. Empecé a comportarme amistosamente con ellos. - ¿Cómo os llamáis? Me suenan vuestras caras...

-Claro. Osaste responderme hace un día, momentos antes del combate. - Dijo con energía ahora el otro, el bajito de pelo púrpura.

-Erm... Ferid se dirigió a tí por La... algo, ¿no?

-Lacus, ¿vale? ¡Me llamo Lacus Welt, mosquito! ¡Más te vale recordarlo!

-Ah, Lacus, vale. ¿Y tu amigo?

-René Simm. - Respondió el moreno.

-Hum... Los dos tenéis nombres latinos... Así me acordaré mejor. Yo soy Eli, encantada.

-¿Orígenes latinos? Eso son orígenes humanos... - Comentó René, a disgusto.

-Creo que tendremos que cambiárnoslos... - Añadió Lacus ahora, con asco. - Aparte... ¿Eli? El ganado no necesita identi... - Siguió diciendo Lacus. Le corté de hablar y le pellizqué bien fuerte en el culo de manera disimulada porque no me gustaba nada lo que estaba diciendo ahora. - ¡Aaaaay! ¡¿Pero qué mosca te ha picado?! ¡Tu comportamiento se merece quinientos latigazos por lo menos!

-Ay, ¡cuánto lo siento! Se me escapó la mano... Perdón, perdón... Y ni se os ocurra cambiaros el nombre.

-Grr... - Gruñó Lacus.

-¿Por qué? - Preguntó René.

-Por dos cosas: la primera es que probablemente vuestros padres os los pusieran con mucho amor y desconocieran el dato de que esos nombres también existían entre los humanos, por tanto, si rechazáis esos nombres, estaréis rechazando ese amor. Y segundo: vuestros nombres significan algo muy bonito.

Owari no Seraph (Fanfic, Mika x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora