¿Otra vez? ¿Otra vez? ¿Otra vez?
¡No por favor!
Me dieron ganas hasta de llorar.
Volvíamos del puente de Halloween y eso da una pereza...
Solo la ilusión de contarle a mis amigos las "picias" que hice en dicho puente me hacía querer volver... Para que mentir, ¡ ni eso! ¡Con lo bien que se está en casa...!
¡Ups! Que maleducada soy, me llamo Wendolyn, Wen para los amigos y soy la delegada de 2°A de la ESO.
Hablamos de mi físico y es lo normal, la típica chica de mi edad. Morena, ojos marrones, altura adecuada a mi edad, como veis, nada especial.
Pero si hablamos de personalidad, la biblia se quedaría en una palabra comparada con el tocho de libro que ocuparía dicha descripción. Así que, iré hablando de mi y mis compañeros durante el resto del libro.
Ese día teníamos religión a primera hora y no era precisamente un buen comienzo para empezar el día. ¡Qué aburrimiento de clase por favor!
La clase de religión la teníamos con Rachael Haster, nuestra tutora que además nos daba matemáticas. Una mujer de baja estatura, de pelo corto, rizado, negro y lleno de canas, pero era bastante maja y sabía explicar.
Al empezar la clase, hicimos "la oración" como todos los días. Ni caso, como todos los días. Esa vez nos pusieron un vídeo que tenía relación con dicha reflexión. En el vídeo se contaba la historia de un grupo de chicos y chicas que le plantearon un reto a los profesores que era el de crear una obra de teatro para dicha asignatura en el ultimo trimestre y solo tendrían las dos últimas semanas para conseguirlo, ellos solos, sin ayuda de nadie, siendo un equipo. Moraleja del vídeo: si lo haces en equipo, todo se puede conseguir.
Al acabar el día, esperé a mis amigos que estaban en otra clase. Rachel, Natalie venían riéndose de las tonterías que decía Paula (no es de extrañar la tía es súper graciosa) y Paul y Mike iban hablando de los libros que habían colgado en Wattpad.
-¡Hola! ¿Qué tal?- les dije.
-¡Muy bien!- dijeron todos al unísono. Nos empezamos a reír "a carcajada limpia".
-Jajajaja. Esto a sido como en la excursión a Madrid-Río que empezamos a cantar todos a la vez. ¿Os acordáis?- todos lo afirmaron riéndose. Fue raro pero divertido.
- Jajajaja. Podríamos hacer lo mismo que los del vídeo de esta mañana- comentó Paula- Seguro que lo haríamos genial, pero en vez de obra de teatro un concierto. Cantamos súper bien.
-Dilo por ti, guapa. Pero yo no canto bien y Paul menos- dijo Mike mirando con una sonrrisilla de mala leche a Paul.
La verdad, no era mala idea. Pero no era en serio y lo dejamos pasar.
Me fui a casa y sinceramente, no me encontraba muy bien (comí demasiadas chuches en Halloween). Al día siguiente, no fui a clase. Me dolía demasiado la tripa como para estar aguantando sermones de lengua, matemáticas, sociales, etc.
Al día siguiente me encontraba un poco mejor y decidí ir a clase.
En la clase de música teníamos que presentar un trabajo de canto y me tocó la última «genial a cerrar el concierto, para no variar». Y como no me da vergüenza ninguna...
Canté "Traffic lights" de Lena. Cuando acabé todos hicieron un gesto que, sinceramente, no me esperaba. Se quedaron quietos, con la boca abierta (literalmente) y en el silencio solo se podía apreciar el sonido de las palpitaciones aceleradas de mi corazón. Al final el profesor se atrevió a decir algo.
-Impresionante. Vaya voz. La nota está más que clara, es un 10.
Acababa de descubrir que cantar se me daba bien.