Capítulo 1: Primer día

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Aitana
-Silvana, apresúrate que ya estamos llegando tarde - grité.

Silvana era demasiado tardona, si quedaban a las 8 ella llegaría a las 9, era un caso perdido.

-Ya voy, ya voy, si el primer día nunca hacemos nada- me respondió -. Que histérica - susurró entre dientes.
-Te escuche!
-Hay no te molestes Aitana, así me amas. - y ambas nos fuimos riendo a la universidad.

Llegamos a la universidad y estaba todo un laberinto, por un lado los que este mismo año acabarían la universidad, y por otro, estaban los nuevos de primer ciclo, todos asustados.
Aún recuerdo cuando entré por primera vez, todo era nuevo y me moría de miedo. Por suerte no estaba sola, ya que Silvana también estudiaba conmigo, luego ya conocí a mis demás amigos; Rodrigo, Mariela, y Valentina que estaban en mi misma facultad.

El día pasó, y aunque me cueste admitirlo, Silvana tenía razón, ningún profesor hizo clases.

-Tenías razón Silvana, ningún profesor hizo clases - dije apenas la ví.
-¡Te lo dije! Y tu terca viniendo temprano.
-Bueno. ¿Nos vamos?
-Hoy no podre ir contigo, tengo que irme a hacer unos trámites.
-Bueno, entonces me voy, estoy muriendo de hambre.
-De acuerdo, nos vemos mañana, no olvides pasar por mí.
-Y tu no te olvides de levantarte temprano.
-Igual me esperarás - dijo riendo.
-Ya veremos.

Y luego de eso nos despedimos. Caminé lento y escuchando música hasta mi casa, vivía a 15 minutos de la universidad, pero a pesar de eso siempre salía mucho antes para llegar a tiempo y de eso se burlaba Silvana.

Cuando llegué a mi casa, me puse ropa más cómoda y me preparé algo de comer, entraba a trabajar a las 5 de la tarde así que aún tenía 3 horas para descansar, bañarme y alistarme. Trabajaba en un restaurante de comida rápida.

Fui a mi habitación a descansar un par de horas, siempre me comenzaba a alistar para ir al trabajo 1 hora antes y mi trabajo solo esta a la vuelta de mi casa. Como ya lo dije, me gusta ser muy puntual, a veces demasiado.

Mi alarma sonó a las 4, ya era hora de alistarme para ir a trabajar. Cuando llegué a trabajar aún no llegaban nadie; algo negativo de ser muy puntual, es que los demás no lo son, y siempre estoy sola esperando que los demás lleguen. En el trabajo solo tenía 2 amigos, Álvaro y Brenda; Brenda era la que trabajaba en mis mesas cuando yo tenía algún inconveniente para llegar al trabajo. Álvaro no era tan cercano pero igual lo consideraba un amigo.

Luego de 15 minutos llegaron Brenda y Álvaro.

-Hola reina, como te fue tu primer día de clases - dijo una sonriente Brenda.
-Todo bien, pero ningún profesor entro a dar clases.
-Típico de primer día - resopló-. Para qué te hacen ir temprano si no harán nada.
-Exacto! - exclamé.

En eso sonó la campana de la puerta. Ahí venía el primer cliente, y para mi mala suerte se sentó en mi mesa.

Así paso el día, atendiendo mesas y soportando a algunos clientes pesados. Lo único bueno de este trabajo era que dan buenas propinas, y algunas muy buenas.
Llegó la hora de ir a mi casa, yo solo trabajaba medio tiempo, así que salía a las 9 de la noche.

-Nos vemos mañana Aitana, cuidate - gritó desde la cocina Brenda.
-Hasta mañana, no te vayas tan tarde.

Y con eso salí. Brenda trabajaba turno completo y salía a la 1 de la mañana. Era muy riesgoso que saliera tan tarde porque no vivía muy cerca, pero lo bueno era que Álvaro la acompañaba a tomar su carro.

Llegue a mi casa, me puse mi pijama, me preparé un café y me sente en el sofá a leer. Esa era una de mis pasiones, amaba leer y que mejor compañía que tu pijama y un café.

No recuerdo en que momento me quede dormida, pero me desperté por mi teléfono que sonaba, era un número desconocido.

-¿Aló?

Otra vez túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora