Cap. 4 sonrisas insoportables

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Habían pasado cinco días desde que llegue a mi...hogar, cinco días en los que realmente extrañe el hospital, al menos la tranquilidad de este. Sin importar a donde fuera tenía que ser acompañado de una niñera - guardaespaldas - aún así, lograba escabullirme de vez en cuando, no me gustaba la sensación de estar siendo vigilado pero odiaba más estar encerrado en mi habitación.

Habían sido días pesados, mis clases comenzaron apenas un día después, sin embargo algo dentro de mi me sugería que lo que me estaban enseñando no era importante, supongo que es porque de alguna manera estoy empezando de nuevo pero, aquella inseguridad me molestaba un poco.

Justo ahora me encontraba de camino a mi primera clase de defensa, no me apetencia, es más, me aburría, no quería seguir escuchando mas órdenes, mas instrucciones, mas de lo mismo, incluso los comportamientos eran ya como ensayados. Todo lo que hacían era fingir que me enseñaban. Bufe. El hecho de que me hubiese olvidado de como utilizar la magia no significaba que debían tratarme como un niño, hasta podría decir que un niño lo haría mejor que yo en este momento. Caminaba tranquilamente por los corredores de la gran mansión, no había tenido mucho tiempo para curiosear, vigilado como lo era, difícilmente me dejarían suelto por ahí, aveces sentía que la vigilancia no era precisamente por mi seguridad como me decía el maestre. La casa pese a lucir tranquila, me mantenía en un constante sentido de alerta. Sabiéndome vigilado no tanto por mis niñeras, sino ademas por la misma casa, ¿extraño? ya nada me sorprendía, si me dijeran que la casa tiene oídos y boca y que bajo nuestros pies esta su estomago, sin duda lo creería, bueno...quizá no...

Por mas que trataba de ir lento y retrasar lo mas posible, termine finalmente por llegar a mi siguiente clase, y ahí estaba, frente a otro hombre que me superaba en tamaño y aunque no lo pareciese seguramente en fuerza, se presento como Carrick, me enseñaría, en teoría a como evitar la intrusión de gente no deseada, como por ejemplo las visitas incomodas a mis pensamientos por parte de casi todos los ancianos de esta casa. Aun así tras tres horas me encontraba realmente cansado, en al menos dos ocasiones había logrado con éxito sacar a Carrick de mi cabeza, eso me dejaría en un aplastante 36-2 y no estoy muy seguro de que esas dos hayan sido por mi propio esfuerzo me arriesgara a decir que me dejo, eso me molestaba aun mas que las treintatantas derrotas.

-Su alteza no es necesario que se sobre esfuerce...- mire ya cansado a quien se dijese mi maestro, ha decir verdad no sentía que me estuviere enseñando, es como si, me lo explicara sin explicarse, hacia lo que me decía, la concentración no era un problema aun así no veía ningún avance- los niños tardan hasta un año en dominar la técnica- trato de sonreírme, ocasionando solamente que me enojara mas, me había comparado con un niño. Le mire con sobrado enfado pero el no tenia la culpa. Su cuerpo se tenso en cuanto me gire a verle.

-Dice que con suerte en un año podre hacerlo- me deje caer exhausto en el suelo- gracias eso me anima- me miro extrañado como si hubiese esperado que mi reacción fuera diferente. Me hizo preguntar como era en un pasado.

-He dicho que a los niños y usted ya es un adulto, no debería tomar mas que unos cuantos meses como mucho, solo es cuestión de que recuerde- aun si solo fueran meses, era demasiado, me urgía tener un poco de privacidad,  aunque solo fuese en mi mente. Me disponía hablar nuevamente cuando una tercera voz se alzo sobre nuestra conversación.

-Vaya hermanito, luces un poco oxidado, parece que las vacaciones no te sentaron bien-un sujeto se encontraba sentado despreocupado sobre las baldosas a la orilla del techo- Luces mas delgado que de costumbre, y....¿te hiciste algo en tu rostro? - sonría de una forma que inmediatamente me revolvió el estomago, iba preguntar quien era cuando continuo- cuando me entere de tu falta de...recuerdos, me sentí mal- tras decir aquello había saltado desde el techo hasta quedar frente a mi, su rostro era delgado, sin duda mas tosco que el mio, sin embargo en altura no era muy diferente, sus ojos tenían un extraño color verde, repugnante a mi parecer- mi pobre, pobre hermano, en serio no recuerdas nada, ¿ni siquiera mi? tu amado hermanito.

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⏰ Última actualización: Mar 30, 2016 ⏰

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