Capítulo I

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Todo parte por algo...pero no necesariamente por el inicio.

Me pongo de pie, adolorido, sin recordar nada de lo que me había ocurrido. Tenía los ojos medio cerrados, y lo único que lograba ver eran cuatro paredes de piedra y una pequeña ventana por la que entraba algo de luz.

-¿Dónde...dónde estoy? Y...¿por qué tengo este dolor de cabeza?

Suenan levemente unos golpes en la puerta. Entra tranquila y con cuidado, una joven no muy alta, por lo menos más baja que yo, estaba algo ruborizada. Poseía una cabellera de un tono rojizo (casi castaño) larga y amarrada en una coleta alta.

-Al parecer estás bien. A penas escuchamos algo de ruido decidí subir a verte.

Tenía una apariencia agradable, vestía una ropa sencilla y estaba muy bien parada, como si fuera una princesa...

-Disculpe, señorita...¿me podría decir dónde estoy y quién es usted?.

Rápidamente la chica se me acercó algo apenada.

-Lo siento, ¿dónde están mis modales? Mi nombre es Lya, y estás en la casa de mi madre. Bueno, la habitación de huéspedes.

<<Te encontramos inconsciente cerca de un roquerio, no muy lejos de aquí. Pero, pore favor, recuestate y permiteme curar tus heridas.>>

Se veía que tenía buenas intenciones, así que no puse objeción. Me senté en la cama y ella se me acercó.

-¿Te gusta la vista? Desde aquí se puede ver el manzano que está en la colina -dijo señalando la ventana mientras sonreía.

No pude evitar mirarla...se ve bien cuando sonríe.

-Supongo que sí. Es una linda vista -dije yo.

-Esto te va a arder un poco...pero es por tu bien -dijo mientras me aplicaba en las heridas una crema un tanto extraña, pero supongo que no es "nada de otro mundo".

Estaba todo muy silencioso. Yo no tenía nada que contarle, es más, creo que ella tenía que explicarme algunas cosas.

De repente, la oigo suspirar.

-Ya está, en un par de horas no tendrás ningún problema para caminar o moverte -dijo ella. Se quedó mirándome por un momento y se sentó a mi lado.

-Cuentame...¿qué pasó para que estuvieras así de herido en un lugar tan peculiar como ese roquerio?.

Se quedó observándome entusiasmada esperando una respuesta...pero no recordaba nada de lo que me había ocurrido.

-N-No lo sé... No logro recordar nada de lo que ocurrió...

Con algo de decepción, Lya se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta, pero antes de salir, volteó a verme y sonrió.

-Bueno, de cualquier manera estás bien. Yo voy con mi madre para contarle que estás bien. Espera un rato a que el ungüento haga efecto, y baja si lo deseas. Te dejamos algo de ropa en la silla de allí -dijo apuntándola- la tuya está...llena de sangre y tierra.

A penas salió y bajó la escalera, me levanté y comencé a vestirme. La ropa era bastante común y me quedaba algo grande, tal vez sea perteneciente a su padre.

Me puse a mirar por la ventana. Lya tenía razón, es una bonita vista. Estaba atardeciendo, y el sol pasaba por entre las hojas de los árboles. Las hacía parecer de fuego, y a los árboles enormes antorchas.

Me encamine hacia la puerta, y al abrirla emitió un leve quejido. Detrás de la habitación en la que estaba, había un grande y largo pasillo de madera oscura.

Mientras me dirijo a la escalera, veo una hilera de puertas muy similares a la de la habitación. Cada una de las puertas está enumerada con un número en negro.

Una vez en la escalera, doy lentos pasos pata hacer el menor bullicio posible. Al parecer, Lya y su madre están en la parte baja de la casa.

-Al fin bajas. No sabíamos cuando te sentirías bien para hacerlo. Supongo quye no era tan grave después de todo -dijo la madre de Lya.

La madre de Lya era muy diferente a ella. Era más animada y se le notaba feliz. Su tono de voz me recuerdsa a alguien...pero no logro recordar a quien...

-Si, no era gran cosa, aún duele un poco, pero nada insoportable.

-Me alegra mucho. ¿Pretendes irte ahora? -dijo observándome fijamente.

-Pu-Pues...sí...eso suponía hacer.

Se me acercó y me sentó en una silla cercana. Creo que le molestó mi decisión.

-Por ningún motivo. Todavía estás herido y no sabemos ni tu nombre, siquiera.

Lya estaba allí también, escuchando, prestando la mayor parte de su atención a un viejo tazón con té caliente, por lo que no nos estaba mirando...o eso supongo.

Me quedé en silencio...estaba sorprendido...

No recuerdo...ni mi propio nombre.

-N-No...No lo recuerdo...-dije bajando la mirada al suelo.

-¿No recuerdas tu nombre? Y según lo que Lya me dijo, tampoco lo que te ocurrió...¿recuerdas algo?, ¿algo en mínimo?

Me quedé allí sentado...no me había sentido tan confundido en mi vida...

No logro recordar nada...

-N-No...lo siento...

Parecía sorprendida y preocupada.

-No te preocupes, chico... -dijo la madre de Lya.

-Averiguaremos lo que te ocurrió -dijo Lya, terminando la frase.

Siento que hay algo que estoy dejando pasar...pero no puedo determinar lo que es...

Es hora de recordar quien soy...será duro, pero no voy a dejar ir mi esencia.




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⏰ Última actualización: Oct 30, 2015 ⏰

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