I. El Verano

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   -No puedes ir.
   -Pero...-empezó a llorar-¿Por qué?
   -Porque estaremos muy ocupados-replicó-, recuerda que es un viaje de trabajo. Nuestro jefe consiguió un espacio para nuestras fotos durante la exposición en Cádiz. Esto no sucede todos los días además, eres muy pequeño aún, ¿qué hariamos si te pierdes en aquella gigantezca ciudad?.
   -Ustedes no me quieren- terminó.
   Al decir esto, Thomas se dirigió apresurado entre lagrimas a su recamara.
   Estando sólo se dijo para si mismo.
   -Son tan malos en lo absoluto-dijo en voz baja y llorando-, mira que dejar a su único hijo sólo, para irse a un viaje a otro país. Sin duda ellos no irán a trabajar, ellos solo buscan deshacerse de mí porque no me quieren y tampoco quieren que yo viaje con ellos.
   Durante mucho tiempo de aquel día, Thomas se la pasó llorando y pensando en lo fabuloso que podría ser aquel viaje hacia Cádiz y sobre todo las cosas que se perdería. Para ello, recordó las historias y cuentos que la maestra les contaba a su clase cuando todos habían terminado sus deberes. Entre aquellas historias se encontraban un par acerca de lo fabulosa que es aquella ciudad.
   En sus pensamientos para bien de sí, encontró el valioso y reconfortante recuerdo grandioso acerca de una aventura en el lugar donde él vive, Hays, la cuál retrata a un aventurero quien visitó ese sitio y al maravillarse por lo lindo, hermoso y sobre todo divertido de ese lugar, decidió quedarse a vivir allí. Sirvió de consuelo para Thomas creer en esto, y pensó entonces que el hecho de no abondonar la ciudad no sería del todo mal puesto que, según él, no había lugar mejor que Hays. Pero, sabía que no podría quedarse sólo y que sus padres llamarían a la Sra. Young para el cuidado de él. Supo así, que su verano sería el más aburrido que un niño de seis años habría de pasar y rompió en llanto desconsenado.
   El resto de aquel día se la pasó en la TV, mas no prestaba nada de atención sino que, sus ojos enrojecidos y llorosos parecían dirigirse al vacío perdido en la tristeza que pensar le causaba.
   -Será un largo verano.

Los dos días de EdithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora