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Le perdíste el miedo a la oscuridad
porque vivías en ella.
Le perdíste el miedo a las alturas
porque estabas cayendo.
Le perdíste el miedo a las voces de tu cabeza
porque eran las únicas que te acompañaban
pero aún le tenías miedo a algo: a tí misma.

Retazos de una historia ya olvidada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora