Capítulo 1: "El principio de todo."
"Jamás pensé que nadie cambiaría mi vida, pensaba, que no existía persona en la tierra que me podía llegar a influir tanto, que con solo verla, sería capaz de sacarme una sonrisa en mis días más tristes, jamás lo pensé, pero luego apareció ella."
Todo empezó un lunes por la noche, había terminado la cena tan rica que me preparó mamá y estaba aburrida frente al ordenador hablando con mis amigas por chat, entonces, tuve la genial idea de encender la televisión de mi habitación para hacer frente a aquel aburrimiento, de ahí , cogí el mando y me puse a hacer zapping. Después de pasarme media hora dándole a los botoncitos del mando, encontré una serie que casualmente se estrenaba esa misma noche y decidí verla, se llamaba "Misterios sin resolver.", trataba sobre una pareja que desaparece en una pequeña ciudad y un grupo de detectives van en su búsqueda resolviendo los misterios que ese caso daba cada momento. En ella, actuaba el típico actor guapetón que volvía locas a las quinceañeras junto a la típica actriz veinteañera del momento, se supone que ellos eran los protagonistas, de esa serie encarnando a María y Jordi , sin embargo, no se como ni el porqué, a mi me llamaba más la atención Diana Martínez, la jefa. Nunca había sentido nada parecido antes viendo a una actriz actuar, sentía como un pequeño cosquilleo cada vez que salía y eso que jamás la había visto en otras series y ni siquiera sabía su nombre real. El capítulo terminó sobre las 00:30 y apagué la tele, entré en el baño a ponerme el camisón y a lavarme los dientes pensando en aquella serie, de la cual, ya me había enganchado, al terminar me metí a la cama y me dormí.
Eran las ocho de la mañana, cuando el maldito despertador sonó, pero en vez de levantarme y prepararme, me quede como atontada, soñando despierta con aquella serie, y sobretodo con Diana, personaje que no me podía quitar la cabeza, pensando en como se llamaría en realidad, para ello, me levanté de la cama, y cuando estaba apunto de darle al botón de encender , mi madre me gritó desde la cocina:
-¡Nerea! ¡El autobús! ¿Estás lista? ¡Baja ya!
-Si mamá...ya bajo- Dije mintiendo mientras me llevaba una mano a la frente impresionada mirando la hora, eran las nueve, hora en la que pasa la ruta por mi calle y yo aun sin vestir, sin desayunar, ¡Sin nada!. Me quité el camisón a todo correr, abrí el armario y me puse el uniforme mientras me hacía una coleta alta, rápidamente, le di un beso a mi madre y bajé las escaleras del portal donde casi me caigo, pero el autobús, se largó en mis narices, entonces no tuve más remedio que ir andando al instituto cuando tan solo quedaba media hora para que empezaran las clases y tenía tres cuartos de hora de camino en zapato de tacón, así que no tuve más remedio que quitarme los tacones e ir corriendo descalza hasta el instituto.
Llegué cinco minutos tarde, con la planta de las medias llena de agujeros, ya había empezado la clase de Filosofía con la siesa, la llamábamos así porque era la más estricta y seria que había por el instituto, tenía miedo de entrar y de que me pusiera una falta, pero aun así toqué la puerta:
-¡Hola! ¿Se puede?-Dije entre medias de la puerta.
- Señorita Fernández, llega usted tarde, ha de bajar a por un justificante- Me dijo ella con mirada asesina.
-Es que, he tenido un pequeño percance en el camino, perdí la ruta y he tenido que venir corriendo, mire- le dije enseñándole el pie con la media llena de agujeros.
-Bueno...por una vez, le perdono, pero siéntese sin hacer ruido- Cedió ella.
Me senté en mi mesa junto a mis dos mejores amigas, Carolina y Esperanza:
-¡Pero tía! ¿Qué te ha pasado?-preguntó Esperanza.
-Anda que, llegas tarde a la clase de la siesa y encima te ahorras una falta, que crack- Añadió riendo Carolina.
-Shhhhh bajad la voz-les dije susurrando- No os vais a creer lo que me ha pasado...
-¿El qué? -dijeron las dos a la vez alzando un poco la voz.
-¡Pero callaros! -les dije mirándolas- He llegado tarde porque me he quedado embobada casi una hora, pero lo más fuerte es que fue por una serie que vi anoche.
-¿Una serie? ¡Tía que la loca soy yo no tú! -dijo riendo Espe.
-Pero es que encima, creo que me está empezando a gustar una actriz...
-¿Una actriz?¿Te gustan las chicas?-Preguntó Carol impresionada.
-¿Tú eres tonta? ¡No en ese sentido! No se como explicarlo, no es amor ni de lejos, siento como un cosquilleo raro cada vez que la veo actuar pero es especial, no se... -les miré sin saber explicarme con precisión.-
-Eso se llama admiración -añadió Esperanza- Te está pasando lo mismo que a mi con mi niño, empecé viendo sus vídeos, y poco a poco se convirtió en una de las personas más importantes de mi vida.
-No lo creo, no creo que sea para tanto...lo tuyo ya es de juzgado de guardia cariño -dije riendo hasta que la siesa apareció delante nuestro, con cara de mala leche:
-Señorita Fernández ¿Me puede decir que es lo que le hace tanta gracia?¿Le parece divertida la historia de Platón?
-No profesora...-dije tragando saliva.
-Salga al encerado y dígame toda la historia de Platón, ¡AHORA! -gritó mirándome a la cara, me dispuse a salir paso a paso hasta llegar al encerado poniéndome en frente de todos, quedando un silencio inquietante, estaba completamente en blanco, pero por suerte sonó el timbre y me libré. Al terminar las clases, a la salida, mis amigas siguieron interrogándome:
-¿Cómo se llama?- Preguntó Carol.
-No lo se...solo se el nombre de su personaje en la serie, pero no se nada de ella, ni cuantos años tiene, ni su nombre, ni si ha hecho otras series...nada.-contesté.
-¡Pero tía! ¿Para que está la Wikipedia? Pon en google el nombre de su personaje y te saldrá el nombre de la actriz, después buscas el nombre de la actriz en Wikipeda y te saldrá, así de fácil -explicó Espe.
-¿Crees que no se buscar el nombre de una actriz Espe? No soy tonta, hasta ahí llego, lo que pasa es que no me ha dado tiempo, cuando iba a encender el ordenador, he tenido que salir de casa.
-¡Pues corre a casa pequeño saltamontes y haz el trabajo de detective!-añadió Carol, y al oír la palabra detective me salió una sonrisilla tonta por mi querida Diana.
Nos subimos en el bus y cada una llegamos a nuestras casas, comí rápidamente y entré a mi habitación, encendí el ordenador y empecé a buscar información un tanto ansiosa:
-Diana Martínez...imágenes...dios es preciosa, que sonrisa tiene...-decía hablando sola, me puse a ver vídeos de ella y cada vez me gustaba más, me sacaba aquella sonrisa tonta de antes,me estaba viciando a sus vídeos, y a su forma de actuar y por fin descubrí su verdadero nombre...esto, fue el principio, el principio de una gran historia que no ha hecho más que empezar...