Caminamos por los pasillos, buscando nuestra aula en un incómodo silencio, que ella decidió romper.
- ¿Cómo te llamas? -dijo intentando iniciar una conversación.
- soy Fabiola, dime Faby - le sonreí.
- yo soy Alejandra, dime Alex - Alex hmmm el nombre de mis tormentos a partir de ese día.
- Bien, ¿por qué te transferiste tan de repente? - realmente quería saber, entonces me interesaba su amistad, aunque tal vez, inconscientemente ya buscaba algo más.
- Me acabo de mudar, por el trabajo de mi padre - ¡claro! Eso es típico.
- Que bien, entonces eres nueva en la ciudad, cualquier cosa no dudes en preguntarme - le sonreí y seguimos caminando hasta encontrar nuestra aula.
La primera clase se fue volando; pero en las dos horas de clase de Física, no podía despegar mis ojos de ella, no lo entendía, tan solo con unos minutos, le bastó para dejarme mal y en completa confusión, ese brillo suyo, en esos grandes ojos verdes; realmente me dejaba sin aliento.
Al salir al descanso, la presente con Steve, se llevaron muy bien de principio.
Luego de algunos días ella y yo, ya eramos muy unidas, grandes amigas; el sentirla así de cerca me desconcertaba bastante, sentía que estaba realmente bien a su lado y su ausencia me entristecía demasiado, realmente no quería aceptarlo, pero me estaba enamorando de ella.
Cada día era una lucha interna entre mis sentimientos y lo que pensaría ella o la sociedad, ya no sabia que hacer, si intentar pasar la situación de lado, o arriesgarme a perderla por mis sentimientos.
Las cosas rara vez iban bien cuando alguien me gustaba, normalmente era un amor no correspondido o imposible, además, esta vez me gustaba una chica, era demasiado confuso. Intenté buscar un poco de consuelo en internet, muchas páginas y sitios de preguntas hablaban sobre el tema, chicas que gustaban de otras chicas, para mi era un tema completamente extraño, desde siempre mi madre fue muy religiosa y apegada a la iglesia. Crecí con ideas como las de "el que te guste alguien de tu mismo sexo es asqueroso y anormal, esas cosas son del diablo" y "Dios debería enviar otro diluvio, para matar a tanto homosexual que hay por todos lados" esas solían ser las frases más frecuentes de mi madre acerca del tema, era frustrante ahora que se presentaba esta situación.
Pasé varios días en una pseudo depresión, no sabía qué esperar o qué hacer siquiera, no tenía a nadie con quien charlar sobre el tema, todas las personas que conocía no podían ayudarme o aconsejarme, me sentía sola entre tantas miradas, incluso Steve que era mi mejor amigo era seguro que no me tomaría en serio, lo conocía bien como para saber su reacción.
Sencillamente luego de un par de meses de lucha contra mi misma, me decidí, tenía que decirle lo que sentía, ya que de no hacerlo, el sentimiento me perseguiría por siempre, llegué a creer que después de decirlo y ser rechazada, podría ser más fácil olvidarle, así que tome todo mi valor y fui a hablar con ella.
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Sin ti no puedo vivir
Ficção Adolescente¿Qué se hace cuando el destino se empeña en alejarte de lo que más quieres? Fabiola es una chica enamorada un tanto fragil y llorona, muchas cosas en su vida se vuelven muy interesantes al llegar Alex, Faby se enamora a primera vista, pero tendran q...