7.

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Cuantas mas horas pasan, a Freddy le siguen pareciendo eternas en esta casa. Todos hablan animadamente, a excepción de él. Él sólo escucha música, típico del antisocial.

Siente que morirá de aburrimiento. O tal vez ya esta muerto.
Suspira un par de veces, se estira en su lugar e inconscientemente voltea a la puerta principal, entonces en ese milisegundo en realidad se sintió morir.

No podía creer lo que sus ojos observaban. ¡Era Bryan! Obvio que era él, y como siempre –o tan solo en estos días–, se veía algo triste, pero tenia un  brillo especial en los ojos.

Estaba tan anonadó contemplándolo, que no se percato de que aquel chico también lo miraba.
Se volteo de un momento a otro y apretó sus ojos, deseando que solo fuera una broma de mal gusto por parte de su mente.

Al volver de nuevo su mirada, él ya no estaba. Tal vez si fue su imaginación.
Miro a la nada, quería no estar en aquel lugar. ¿Por qué su mamá lo obligo a venir? Es un horror, demasiadas personas, algunas que no conoce, así que supone que es por parte del esposo de su tía.

Se para de su lugar y pasa desapercibido hacia el patio trasero, es pequeño pero silencioso y tranquilo.
Se sienta en el suelo y observa algunas cosas que lo rodean; nada interesante.

Se escuchan unos gritos, trata de ignorarlos, pero es inevitable.
Cierra los ojos y se escucha la puerta, y alguien más a su lado.

Ignora.

Ignora.

Trató de ignorar...

—Nunca te enamores... —le aconseja, pero Freddy cree conocer aquella voz. Abre lentamente los ojos, y murió.

Era Bryan, su Bryan. Bien, en sí, no es del todo suyo. Simplemente es un decir.

—¿Qué...? —dice entrecortado. También no esta del todo conectado ahora.

—El amor es estúpido... —le vuelve a decir. Y es verdad, bueno, sólo para él.

—Yo... yo no... creo que... sea así —y lo sabe, más cuando él esta a su lado.

—¿Has amado a alguien? ¿Has llorado por esa persona?

—Créeme, si he llorado por esa persona. Pero es algo muy triste, él no sabe que existo... —contesta bajando la cabeza.

—¿Él? —dijo con sorpresa en su voz.

—Si, a mí también me sorprendió.

Nadie dijo nada más, simplemente miraban a la nada. Y Freddy de vez en cuando lo miraba, era un pequeño sueño del cual no quería despertar. Y le bastaba que estuviera a su lado, sin hablar era mejor. Aunque le quería decir tantas cosas, decir que lo ama, que lo necesita y que sin él no es nada.

—Me tengo que ir... —Mouque se puso de pie. Y se fue. Freddy se quedo solo de nuevo, pero no le importaba. Había compartido unos minutos geniales con él.

Bryan se fue rápidamente a casa, todo había salido una total mierda. Alan no lo tomaba en serio. De hecho cuando le contó sobre el diario, y que el autor era un chico, se burlo en su cara. Dijo que era una estupidez, una cosa para niñitas tontas y cursis. Él no pensó así, sabia que lo ayudaba.

Pero, ¿y si Alan tenia razón? ¿Qué pasaría si solo era una broma? ¿Qué tal si era Lia? No, no podía ser ella, seguro ya esta revolcándose con otro. Y que todo eso que le dijo la noche anterior era una broma.

Todo esto lo estaba matando lentamente.

Lia.

El diario.

Aquel chico.

Todo. Todo algún día se acabaría, tal vez acabando aquel diario buscaría a... ¡No! Ni loco, tal vez ese chico no existe... Pero, ¿si esta equivocado? ¿Si él es real? Entonces si lo buscaría. Lo amaría por el resto de su vida. O lo que queda de ella.

Una sonrisa se formo en su rostro.

Seguiría leyendo el diario.

Es una promesa.

Buscándote. ||BM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora