En este punto de mi vida no sé qué es más raro, estar buscando brujas o algún tipo de persona que tenga magia, o pedirle a Colm que me enseñe a luchar con una espada.
—Arlana, ya te dije que no, no es algo que una mujer tenga que hacer —Colm se pasó una mano por el cabello con frustración.
— ¿Por qué no? Digo, las mujeres también tenemos brazos para poder sostener un pedazo de hierro.
—No me digas ¿Me crees si te digo que no me había dado cuenta de ese pequeño detalle? —Hablo sarcásticamente—. Las mujeres pueden bordar.
—Es demasiado aburrido, lo puedo hacer de vez en cuando, pero ¿Diario? No creo soportarlo.
—Si... bien, no te pienso ayudar —concluyó.
La hija de algún lord que estaba de paso en el castillo, camino por nuestro lado viendo detenidamente a Colm.
Una vez que la muchacha había desaparecido de nuestro lado, intenté hablarle al príncipe, pero al darme cuenta que veía algo fijamente detrás de mí, voltee para darme cuenta que la misma mujer que había pasado apenas unos segundos junto a nosotros, se había parado unos metros más allá para poder captar la atención de Colm, lo cual logró.
—En Aidlan practicaba esgrima en secreto con mi padre, así que sé cómo mover una espada, estoy segura que algún soldado me querrá ayudar a cambio de algunas joyas, que por cierto son de tu familia —comenté haciendo el intento de captar su atención de nuevo.
Y como si de una palabra mágica se tratara, su mirada irritada regresó a mí.
—Cielos, eres testaruda —murmuró por lo bajo—. Está bien, te ayudaré, pero ¿No quieres mejor aprender a tirar con el arco? —preguntó con esperanza.
—No lo creo, eso no es arriesgado —le sonreí ampliamente.
—Algo inusual en una mujer querer hacer eso, pero como ya intente convencerte de hacer otra cosa y tú no la aceptas, no me queda de otra más que decirte que mañana empezamos al amanecer.
—Perfecto.
—Ahora, si me disculpas, Lady Liana me está esperando —hablo mientras comenzaba a caminar hacia la mujer, lo que el príncipe no esperaba es que detuviera su caminata al tomarlo del codo.
— ¿Estás loco? No puedes tener relaciones con ella, le quitarás su virtud y arruinarán su vida —le susurré desesperadamente.
—Tranquila —dijo tomando mis hombros—. Nadie dijo que habría sexo, se pueden hacer otras cosas —comentó con picardía.
—Oh... entonces... adelante, ve con ella.
Sonrió, y beso mi mano para después decir —nos vemos mañana, dulce Arlana.
Dio media vuelta caminando hacia Liana. Y quiero imaginar que le hizo alguna seña con la cabeza ya que cuando él dobló hacia la izquierda desapareciendo del pasillo, ella comenzó a caminar por el mismo lugar por donde se había ido él.
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El Castillo de Sangre
FantasíaCuando los reinos son grandes, suelen ser mas deseados. Cuando la gente es avariciosa, mueve aquí y allá esperando ganar. Cuando un reinado termina, el reino se vuelve el punto de todas las miradas. Pero si de dicho linaje aun hay alguien con vida...