Cap. 1- Si supieras las consecuencias...

1.5K 54 1
                                    

"¡¡RENA MARTÍNEZ, HAZ EL FAVOR DE LEVANTARTE DE UNA PUTA VEZ ME VAS A HACER LLEGAR TARDE!!"Oí gritas a mi padre desde el piso de abajo.

Que dulce manera de despertarse, me dije a mi misma. Me gustaría haberme quedado unos minutos  más despertándome en la cama pero mi padre subiría y no sería agradable. Me levanté rapidamente y entré en el baño que tiene mi habitación. Me quité rápidamente la ropa y me metí en la ducha. El agua ardiendo salpicaba mi piel. Era un sentimiento tan agradable. Daba la sensación de que el agua arrastraba lejos todos mis problemas y se los llevaba la corriente. Pero no tenía tiempo de disfrutar de la agradable sensación. Salí de la ducha e inspeccioné en en largo espejo de mi baño los golpes, moratones y cortes en mi piel. Tras aplciarles las cremas necesarias y las pomadas en los cortes salí del baño. Me dirigí a mi armario pensando que poder ponerme. Opté por unos legins negros y un top verde lima. Llené mis muñecas de pulseras y brazaletes para evitar que se vieran mis cicatrices. Tras lavarme los dientes me recogí el pelo, castaño claro y largo, en una coleta. Como hago cada mañana. Cuando terminé cogí mi mochila y bajé las escaleras rapidamente.

Llegué al lujoso salón en el que se encontraba mi padre. Mi casa era bastante moderna, pues mi padre ganaba bastante en el trabajo, aunque apenas se lo gastaba en mi.

"¡¿QUÉ SE SUPONE QUE HACÍAS PARA TARDAR TANTO?!" Gritó mi padre.

"Pero papá, aún es y media, puedes llegar de sobra al trabajo..." Intenté responder, pero anres de poder continuar la frase sentí la mano de mi padré chocar contra mi mejilla. Me llevé la mano a la ahora roja mejilla, intentando parar las lágrimas que amenazaban con caer.

"Tienes suerte de que tenga prisa y no pueda quedarme a pegarte." Él dijo, con una fría voz. "Y no me vuelvas a contestar" Añadió,

Simplementé asentí y salí por la puerta.

Entré en el coche y cerré la puerta. Saqué mi I-pod y me coloqué los cascos en el oído esperando llegar al colegio lo antes posible.

***

Intenté hacerme paso entre los ríos de gente en los pasillos. Miraba al suelo intentando pasar desapercibida. Pero como cada mañana no funcionaba.

"Eh, Martínez, ¿Sola otra vez? ¿No eres lo suficientemente rica como para comprarte amigos?" Un grupo de chicos dijo mientras reían de su propia broma.

"Por favor, yo primero me arreglaría esa cara" Dijo otra chica, mientras todos se reían.

Suspiré mentalmente. 

"Oh, ¡la zorra se ha sonrojado!" Dijo uno de ellos señalando a mi mejilla aún roja por la bofetada de mi padre. Todo el mundo comenzó a reír de nuevo. Me llevé la mano a la mejilla intentando tapar lo roja que estaba en verdad. Avencé todo lo más rápido que pudde para pdoer llegar a mi taquilla. Tuve que oír los normales "Apartate bicho" o "Quita de en medio niña mimada" sin olvidar algún "Suicídate y hazle un favor al mundo". Odié que ese en concreto me afectara. Había aprendido a aceptar los insultos. A verlos como remarcaciones de mi vida. Claro que el suicido había sido una atrarctiva tentación muchas veces pero siempre había conseguido retener las ganas. 

Cuando al fin me hice con los libros entré en mi clase.

La clase estaba organizada en mesas de dos en dos. Como siempre me coloqué en la última mesa en la esquina de la clase. Y coloqué mi mochila en el asiento contiguo, sabiendo que nadie se iba a sentar ahí. 

Estaba mirando por la ventana cuando algo captó mi atención. 

Un chico entró en clase. Alto, pelo oscuro, y ojos tan azules que los podía ver desde aquí.

'Mierda' pensé, 'Otro del que soportar insultos'. Vi a el grupo de ''populares'' acercarse a él como sulen hacer cuando viene un chico para clasificarlo en su pequeña pirámide social. Volví a mirar a la ventana. Momentos más tarde oí a alguien hablar.

"¿Está este sitio ocupado?" 

Levanté la mirada para encontrarme con la del chico que había entrado en clase momentos antes. Sus ojos azules se clavaron en los míos. 

"No." Dije sin romper el contacto visual. "Pero, hay más sitios  libres"

"Lo sé"  Dijo, y acto seguido se sentó junto a mí.

"Deberías, de sentarte en otro sitio si no quieres empezar el curso tanchándote de marginado"

"Estoy bien aquí" Dijo el sonríendome.

Eché un vistazo detrás suyo y vi al grupo de populares con las bocas abiertas.

"Si supieras las consecuencias no te sentarías conmigo." Murmuré más para mi mis que para él.

"No me importan las consecuencias." Dijo antes de que el profesor entrara en clase.

----

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora