Amor fugaz

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Eran las diez de la noche, y como era invierno, aparte de estar muy oscuro, hacía tanto frío que no sentía las manos.
-Uf...Que asco de clases particulares...Y además hemos terminado más tarde de lo normal...Uf...Que frío hace...Cuando llegue a casa mi padre me va a matar... Pero es que no es culpa mía...
Me paré en seco. Al final de la calle observé una figura parada en medio de la nada, como si de un fantasma se tratase. Me quedé mirándolo, era bastante guapo, la verdad. Yo nunca había salido con ningún chico, pero este me llamó la atención mucho. Fui a acercarme a él para saludarlo, pero en cuanto dí un paso, vino un viento muy fuerte que me hizo retroceder, y cuando paró, volví a mirar al frente, pero... Él ya no estaba.
Me quedé un rato pensando en lo que había sucedido. Pero me acordé de que tenía que llegar a mi casa antes de que mi padre se preocupase. Llegué a mi casa bastante tarde, pero mi padre, en vez de estar enfadado, me miraba con cara de preocupación. Me bañé, me puse el pijama y puse la mesa para comer. Una vez sentados en la mesa, mi padre se dispuso a hablar:
-Hija, sabes que desde que tu madre no está he estado trabajando día y noche para mantenernos a los dos... Hoy me han ascendido pero...
-Papá, ¡eso es estupendo!
-No me has dejado terminar...Si, es genial pero...Mañana mismo tengo que coger un avión para irme fuera del país.
-¿Qué?¿Y entonces con quién me quedo yo?
-Me alegra que me lo preguntes. Un amigo mío de la empresa se ha ofrecido para que te quedes en su casa los dos meses que voy a estar fuera. Además, da la casualidad de que tiene tres hijos un poco más grandes que tú, así que ya sabes, aprovecha...
-¡PAPÁ!
Y los dos nos pusimos a reirnos. Siempre sabía darme la peor de las noticias de la mejor manera.
-Ah si...!-siguió mi padre-Mañana a las doce te va a venir a buscar un coche. Tienes que estar lista y ...Prométeme que te vas a portar bien.
-Te lo prometo-le respondí.
Y me fui a dormir. Pero no pude porque estuve toda la noche pensando en quiénes serían aquellas personas con las que iba a convivir durante dos meses, que se harían eternos. Y otra cosa más importante: no dejaba de pensar en aquel chico, en si sería real o si había sido una ilusión del frío. Da igual, en todo caso, no dormí nada en toda la noche. No sé por qué, pero tenía un mal presentimiento.

|Mi 1/2 Limón|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora