Te Soñe Por Siempre (Segunda Parte De "Esa Bonita Pesadilla")

28: Reconciliación

Tratar con un Cooper muy borracho era lo mismo que tratar con un Cooper sobrio, sólo que lo que salía de su boca no eran maldiciones, sino malos chistes.

Deje que se embriagara hasta más no poder, lo malo fue que tuve que arrastrarlo hasta su habitación.

Por suerte el tenía la llave que la abría y al llegar Nicole no estaba allí, supuse que estaba con Mark, y creo que esa era una buena idea.

Lo recosté en su cama y saque sus zapatos. Sólo me atreví a soltar su cinturón, pero al parecer el tenía otros planes, así que empezó a quitarse toda su ropa hasta quedar en boxers.

Antes de salir, me asegure de dejar un vaso de agua y dos aspirinas, para la resaca que tendría al día siguiente.

***

- ¿quién demonios fue el que me dejó tomar tanto anoche? - pregunto Cooper muy cabreado sentándose en la mesa donde nos encontrábamos desayunando.

- buenos días chico sexy - saludo Mark.

- vete a la puta mierda - Cooper llevaba unos lentes de sol y su cabello estaba revuelto - ¿dónde está Nicole? - Mark y yo nos miramos - ¿qué?.

- acaso no recuerdas que terminaron anoche - hable yo, y el frunció el ceño - y esta vez fue de verdad.

- discutimos, es lo único de lo que me acuerdo - tomo un poco de su café.

- y fuiste un idiota con ella, has sido un idiota con ella siempre.

- estoy de acuerdo con Mark.

- ya dejen de tirarme su mierda, ¿dónde está ella ahora?.

- con Dev y Gemma, no quiere verte créeme - aseguró Mark.

- pues va a verme, tenemos algo de lo que hablar - se levantó y se fue. Mark soltó un suspiro.

- aquí vamos de nuevo - asentí y continuamos desayunando.

***

La convención se llevó acabo casi todo el día. Allí hablaron de todos los temas que le interesaban a las editoriales. Tuvimos unos minutos para tomar un brindis y luego para ir a cenar.

Estaba casi muerta cuando llegue a mi habitación. No había hablado con Elay en todo el día y estaba dispuesta a hacerlo, hasta cuando alguien tocó mi puerta.

- ¡ya voy! - quien tocaba, al parecer quería derrumbar la puerta de mi habitación - ¿qué demonios? - dije cuando vi que era Cooper.

- no me importa, ¿puedo pasar?.

- ¿para qué?.

- porque me vas a escuchar hablar - me dedico esa sonrisa arrogante y entró sin ser invitado. Camino hasta el mini refrigerador y tomo un refresco.

- me cobrarán eso, no lo tomes.

- esto lo paga la editorial tontita - con el refresco en la mano, se sentó en el sillón que estaba allí.

- ¿qué demonios quieres?.

- ya te dije - rodó los ojos.

- estoy agotada y no tengo tiempo para ti, lo siento, y necesito llamar a mi novio, así que puedes levantar tu asqueroso trasero de allí e irte.

- que sexy.

- ¡Cooper!.

- sólo escúchame - pidió - por favor.