CAPÍTULO 1: EL COMIENZO

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¿Qué quién soy yo? Soy Álvaro, me conocen como el marginado, sí, es un apodo cariñoso pero me da bastante igual lo que digan de mí. Casi nadie se habla conmigo por el simple hecho de ayudar a los demás y no ser el típico graciosillo que fastidia a los demás para sentirse realizado. Ahora mismo no estoy haciendo nada de caso a la clase, estoy pensando en lo que soy, aunque no lo sé ni yo.

-¿Álvaro? Se te ve muy atento. Venga, responde a esta pregunta: ¿Qué es lo que se produce en los límites destructivos de placas?

-Eh... pues... se produce un efecto que...

No tenía ni idea de que contestar. Por cierto, la que me preguntaba era Sandra, la horrorosa profesora de Geología, te pone amonestaciones por nada y aun encima te grita y eso que estoy en bachillerato ya...

-¿¡No has estado atento a lo que he dicho!? ¿Y acaso has hecho los deberes?

¡Ay va! Se me ha olvidado... ¿Qué la digo yo ahora?

En este momento siento como algo golpea mi pierna con fuerza. Era una tiza, los tontos de mi clase siempre me la tiran y ahora el que me la ha tirado creo que ha sido Peter.

-¿No has hecho los deberes o qué?-Siguió preguntando Sandra-

-Profesora, no los he hecho, se me ha olvidado, lo siento mucho.

En ese momento empezaron a sonar risas hacia mí y burlas.

-Bueno Álvaro, vete fuera de clase, así aprenderás a hacer lo que se te manda. Vosotros, callaos u os pongo una amonestación y os marcháis de aquí en breve. Y pensar que en pleno 25 de Octubre sigas sin hacer los deberes...

Me levanté del sillón y abrí la puerta dispuesto a salir. Fuera de clase, escuché un grito de una chica, era como un grito de ayuda o de ansiedad. A mí siempre me ha preocupado lo que les pase a los demás, por lo que fui corriendo a mirar que pasaba. Pensé que el grito venía del baño de los chicos. Me extrañó ya que un grito de una chica es raro que venga de un baño de chicos, tendría que haber sido en el de las chicas. Me atreví y me coloqué en la puerta, mirando que ocurría. Pude ver a un chico con un cuchillo y a la chica del grito llorando. El chico dijo algo como qué si no tenía sexo con ella la mataba y otras cosas. Además, la chica me resultaba familiar.

-Por tu culpa me van a meter en la cárcel, asquerosa. Ahora lo vas a pagar, a mí nadie me hace nada. O tenemos sexo o te vas a cagar. Yo no me corto, no soy de esos que dicen pero no hacen. –Dijo el chico.

-¡Qué no! Ayuda, ¡Socorro! –Respondió inquietada la chica.

El chico le tapó la boca a la pobre chica mientras yo estaba temblando por el miedo. Deseaba que acabara la clase de una vez, por lo que miré el reloj para ver qué hora era. Eran las 12:04, faltaban once minutos para cambiar de clase. Al volver la vista a la escena, escuché un grito de la chica lleno de sufrimiento y dolor mientras observaba como el chico le apuñalaba en el estómago.

En ese momento, mi grito de asombro fue muy elevado.

Relojes por todos los lados.

¿Qué está pasando? Siento como si estuviera flotando y veo relojes. ¿Qué narices es esto? Inquietado observo mi reloj y veo la hora. La hora se va atrasando hasta que veo que son las 12:00.

-¡Estoy harto!

Pegué un grito de rabia, no sabía dónde estaba.

En ese momento se me nubló la vista y aparecí en la puerta del baño de nuevo.

-¿Qué demonios? –Pensaba.-Pero si la chica había sido apuñalada... y... y el chico está discutiendo aún con ella.

-Por tu culpa me van a meter en la cárcel. –Empezó a decir el chico, como antes.

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⏰ Última actualización: Nov 01, 2015 ⏰

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