Las Figuras.

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La noche era fría y oscura. El joven caminaba encorvado por el escalofrío constantes que atravesaba su cuerpo, observando cómo salía el vaho de su boca.

La calle estaba totalmente desierta y silenciosa, excepto por el ladrido de los perros a la distancia, unos cuantos salieron corriendo de un callejón cercano e hicieron que el joven se asustara por la sorpresa.

Un susurro le llegó a sus oídos, provenía desde atrás, giró y se encontró con una figura humana totalmente oscura que se hallaba a unos metros de él. Apuró el paso mirando disimuladamente sobre su hombro cada segundo, la figura totalmente silenciosa lo seguía y acortaba cada vez más la distancia entre ellos.

Luego de unas cuadras, el muchacho ya demasiado asustado por la figura a la cual nunca había visto salir comenzó a correr, miró hacia atrás y la figura ya no se encontraba. Entonces cedió el paso, pero al mirar al frente de nuevo ahí estaba. Ahora podía ver su rostro, tenía unos ojos oscuros y una mirada sombría, su boca estaba tapada por un pañuelo negro y su pelo oscuro era corto y despeinado. El joven dio media vuelta para correr pero otra figura apareció frente a él y dos más a sus costados; él estaba en medio de las cuatro. Las figuras empezaron a caminar hacia él muy despacio y silenciosas, a medida que iban cerrando el círculo, el joven se sentía más acorralado.

El círculo era cada vez más pequeño y el miedo y la desesperación más grande. El joven miraba para todos lados buscando un escape. De la nada aparecieron más sombras. Esta vez por todos lados y todos caminaban hacia él asfixiándolo en medio del círculo. Sus ojos se disparaban para todos lados queriendo ver todo pero no viendo nada más que un borrón, todas las figuras eran iguales, se dio cuenta el muchacho, los mismos ojos, mismo corte de pelo y hasta la misma ropa, negra, y cuando caminaban parecían espejos, todos lo hacían igual.

De repente todas las figuras se detuvieron, sentía mil ojos sobre él, en un movimiento rápido, todas al mismo tiempo se quitaron el pañuelo que cubría su boca. Ahora veía sus rostros completos, y lo que vio fue algo impensable, era él mismo.

Mirando a todas las figuras veía su propio rostro en cada una de ellas ¿Cómo era posible?. Entonces las figuras comenzaron a caminar de nuevo hacia él.

El joven giraba en sí mismo y veía por todos lados su rostro cerniéndose sobre él, cayó de espalda al duro suelo. Recostado en la calle veía como la luz se iba tapando a medida que las figuras se cerraban más sobre él. De pronto una de las figuras estiró una mano y lo agarró del cuello, la mano estaba manchada con algo oscuro y húmedo. La figura comenzó a levantarlo del suelo, cuando la luz iluminó la mano que lo agarraba pudo ver que lo que la manchaba era sangre, roja y espesa. Lo levantó hasta su cabeza, sus pies quedaron varios centímetros separados del suelo. Mirando hacia todos lados vio que todas las figuras estiraban la mano hacia él pero esta vez con un cuchillo ¿Lo iban a matar?

En un intento desesperado por escapar, comenzó a moverse frenéticamente y a patalear con todas sus fuerzas, pero el agarre sólo se ajustó más, dejándolo casi sin aire. Intentó gritar para pedir ayuda pero cuando abrió su boca nada salió de ésta.

Ya no controlaba su miedo. De pronto la figura sombría lo soltó y cayó fuertemente al suelo, cayendo sobre su espalda y raspándose los codos. Mirando hacia arriba pudo ver en todos los rostros de las figuras, su propio rostro, cerrando el círculo, dejándolo atrapado en el medio, como un ratón. La figura de enfrente levantó su mano con un cuchillo en ella y cuando lo dirigió hacia abajo, el muchacho por acto reflejo se cubrió con sus brazos el rostro y cuando el cuchillo se clavó en el medio de su pecho saltó por el dolor.

Abrió los ojos de golpe. Sintió una desesperada necesidad de sentarse. Miró para todos lados, se encontraba en una habitación no muy grande, las mantas de la cama estaban enredadas en sus piernas, la luz lastimaba sus ojos. Entrecerrándolos miró la hora en el despertador en su mesita de luz, 13:02 p.m.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar lo que había pasado, ¿Fue un sueño? O lo había vivido en verdad. Intentó olvidar la horrible sensación de ver su propio rostro en todos lados, el dolor del cuchillo clavándose en su pecho. Necesitaba agua, su boca estaba seca, sus manos comenzaban a transpirar y sentía un dolor en los codos, que intentó ignorar.

Cuando logró calmarse decidió ir a buscar agua. Apoyó los pies en el suelo y esperó encontrarlo duro y frío, pero en cambio se sentía suave, acolchonado y un poco húmedo, miro hacia abajo y vio que lo que estaba pisando era su ropa, la misma que había usado la noche anterior ¿O en su sueño? La levantó y estaba pesada, un líquido empezó a chorrear de la ropa formando un charco rojo en el suelo y salpicando sus pies, era sangre. Una punzada de dolor se disparó en su pecho y sintió que algo caliente le resbalaba por el abdomen. Su mirada fue disparada hacia abajo a su torso desnudo y pudo ver una herida abierta, sangrando. Justo donde el cuchillo había sido clavado.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2015 ⏰

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