Drago sujetó a Luz, cuando se desmayó, y se la llevó a una cueva. En un principio, la herida de la chica sangraba mucho, pero, la piel abierta, pronto, se achicó, cuando estaba inconsciente.
-gracias Drago- agradeció Seto.
-¡¿qué?!- expresó Rossi- ¿lo conoces?- dijo.
-si- afirmó Seto.
-supongo que es... el nuevo emperador...- supuso Rossi.
-así es... es nuestro señor- asintió Seto, de nuevo.
A Drago no le importó lo que decían aquellos dos, solo miraba a Luz descansar a un costado. Luego, él se retiró de la cueva, convertido en dragón.
Después de un largo rato, Luz se empezó a despertar.
-¿dónde estoy?- preguntó la chica abriendo los ojos.
-estamos en la cueva de la montaña... te trajo Drago... em... el chico dragón...- respondió Rossi.
La cara de Luz se había entristecido bastante al recordar la imagen del joven Drago.
-¿me permiten a solas?- dijo la chica recién recuperada, mirando al piso.
-de acuerdo- respondió Seto, agarrando el brazo de Rossi, que parecía no estar en condiciones de aceptar.
-¡gracias, amigos!- agradeció Luz.
Rossi y Seto se fueron a fuera. Luz se quedó pensando en lo que pasó y muchos sentimientos le llegaron al corazón.
~¿cómo puede ser él el emperador del dragón de los relámpagos?~
~¿por qué no me mató desde un principio?~
~¿por qué estoy pensando en él?~
~¿cómo puedo estar pensando en ese muchacho del reino enemigo?~
~¿acaso siento algo por ese él?~
~¿qué estará pensando?~
~¿por qué me hace esto?~
~¿por qué tuvimos que conocernos?~
~¿qué diría mi padre si me viera así?~
Todas las preguntas vinieron a ella, pero a ninguna tiene su respuestas.
~Creo que fue amor a primera vista~ pensó Luz y sonrió.
-¡qué bien que te recuperaste tan pronto! ¿en qué estabas pensando?- dijo Rossi entrando a la cueva.
-en nada... ¿y dónde esta Seto?- preguntó Luz.
-¡él está abajo de la cueva! ¡vamos!- respondió Rossi.
Ellas se dirigieron a donde estaba su compañero y juntos cruzaron la montaña, dirigiéndose al lugar detrás de ella.