Me gusta pensar que con solo una mañana de nieve blanca con una persona agradable y divertida me basta para olvidar lo que no es necesario recordar.
Me gusta pensar que con una tarde de lluvia, intensa o ligera, con una simple taza de café o chocolate caliente y una manta me puedo tranquilizar más que con cualquier otra cosa.
Me gusta pensar que una noche de charlas sobre banalidades con una persona igual o más loca que yo, me puede liberar de toda la tensión de un largo día.
Me gusta pensar que pienso por que quiero.
Me gusta pensar que pensar como lo hago me hace más única y especial de lo que pienso y, sin embargo, no lo hago por eso.
En ocasiones me gustaría pensar de lo que pienso, pensar más en ilusiones, anhelar más de lo que he anhelado, levantar un poco más los pies del suelo. Arriesgarme a perder o ganar, mucho o poco, pero arriesgarme.
Me gusta penar que todos los acontecimientos, buenos o malos, suceden y llegan con un fin.
Me gusta pensar que lo que hay hoy, bueno o malo, grande o pequeño, será mucho mejor mañana.
Me gusta pensar que los detalles, los pequeños detalles, forman parte de un todo hermoso.
Me gusta pensar que algún día alguien más verá todo eso también...conmigo.
