Capítulo 3.‒ La pesadilla y el reencuentro

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Años después Shiryu por fin había conseguido la armadura de dragón encontrándose con Seiya y los demás en el torneo galáctico, después de haber sabido que Saori Kido era una de las dos Diosas que debían proteger. Siendo revelada quien era una de ellas, Athena. Sin embargo no desconocían quien era su segunda prioridad. Al terminar con la batalla en el Santuario, Shiryu comenzó con la búsqueda de su hermana, enterándose de la peor manera que ella había desaparecido los mismos años que el llevaba entrenando por la armadura de bronce.

La noticia lo devastó, la promesa que le hizo a su querida hermana no podría cumplirla, no sabía en qué parte del mundo podría estar su único familiar, ni siquiera Seiya o los otros sabían que Sango era su hermana.

Uno de los tantos días en la mansión Kido, Saori los había reunido en la sala informándoles de la presencia de cosmos malignos, que iban rumbo a una aldea la razón les era totalmente desconocida sin embargo tenían el deber como caballeros de bronce detener al enemigo. Sin embargo Shiryu no contaba con llevarse la alegría más grande en medió de ésa batalla.

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Sólo veía a mi alrededor oscuridad, hasta que vi un diminuto rayo de luz; comencé a correr hacia esa luz encontrándome con un chico de espaldas a mí, sosteniendo alrededor de sus brazos una cadena y su vestimenta era una armadura rosa, el dirigió su mirada a mí pero no lograba ver su rostro.

¿?: Tranquila te protegeremos no dejaremos que te haga daño‒

Sango: ‒*¿Protegerme? ¿De quién? ¿Quién es él?*‒ pensaba mientras observaba al joven frente a ella, a su lado aparecieron cuatro figuras más al ver a uno de ellos vio a su hermano Shiryu.

Sango: ‒*Her-Hermano*‒ con lágrimas en los ojos, abrió sus labios para hablar pero...no salía palabra alguna‒ *¿Por qué? ¿Por qué no puedo hablar? Mi voz*‒ de un momento a otro el panorama cambió una flecha dorada se dirigía a ella, sango cerro sus ojos por inercia esperando que la flecha la hiriera pero eso no paso, abrió los ojos y una luz proveniente del collar que rodeaba su cuello dejo salir de su interior al joven peliverde que vio anteriormente pero algo estaba mal; el chico tenía la flecha incrustada en su pecho, ella cambio su expresión a una de terror, lagrimas salían de sus ojos sin razón alguna.

Sango: ‒*¡¡No!!...él*‒sentía una opresión en su pecho‒*esto que siento... ¿Por qué?*‒ sin darse cuenta ella ya estaba corriendo en dirección al joven, pero había un problema parecía no avanzar, poco a poco el chico se alejaba de ella, lo último que alcanzó a escuchar del chico fue:

¿?: Mi deber como caballero es proteger a mi Diosa aunque tenga que arriesgar mi vida en ello, me alegro que usted este a salvo Señorita Sango...t-te te amo‒ la imagen se fue tornando borrosa.

Despertó sobresaltada en la cama de su habitación con gotas de sudor en la frente

Sango: El mismo sueño...‒respiro agitada‒ ¿Por qué sucede esto?...ese chico al parecer lo conocía pero ¿De dónde?‒

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de la puerta de su habitación abriéndose, dando paso a una señora de edad avanzada

¿?: ¡¡Mi niña!!...Sango ¿Te encuentras bien? Te escuché gritar‒decía con una expresión de preocupada en su rostro

Sango: estoy bien Kaede‒le sonríe

Kaede: ‒suspira‒ Hay niña un día de estos me darás un infarto por gritar de esa manera...-la observo por un momento‒ ¿La misma pesadilla no es así?

Sango: Así es‒ dirige su vista a la ventana, tomando inconscientemente el collar con las cinco flores de jazmín cada una con una pequeña gema de diferente color: verde, blanca, rosa, azul, blanca‒ no sé qué me quiere decir...el chico siempre menciona que su deber es proteger a su diosa...yo, yo no puedo ser una Diosa eso es imposible eso no existe Kaede‒ la mira desconcertada

La hermana de ShiryuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora