La chica del frasco de canicas...
A simple vista, una chica normal.
Tenia su pelo negro y ojos bellos cual cristal.
Muchos del pueblo la conocian pero no le solian hablar.
La llamaban Rara por su frasco de canicas atado del cuello con un tirante tan largo que lo cargaba al hombro como bolsita.Estaba medio lleno de canicas de todos los colores: Rojas, Blancas, Celestes en su mayoría, Verdes, Moradas y ¿por que no amarillas?
Nadie sabía su secreto con certeza. Algunos murmuraban que usaba magia por que el tiempo no la tocaba. Otros que no sabían a donde va ni de donde venia. Y los demás, que algún fantasma era esa chica.
Un amable chico le habló un día.
-Hola, ¿Como estas? Yo soy nuevo en el lugar.
Asi comenzo aquella bella amistad. Pasaron los meses, todo era alegre y creció también la confianza... Hasta ese día en particular.
-¿Por que nunca me dices para que son las canicas? No las sacas ni las juegas aunque están tan bonitas.
-Son una parte de mi, son mi vida, son mi alma pero te puedo contar si prometes guardar la calma.
El asintió y ella se enserio.
De la espalda de la chica, salió un resplandor.
Hermoso cual verano que los unió a los dos.
Y el empezó a vislumbrar atrás de ella,
Las espléndidas alas cual bella hada enamorada.-¡Monstruo, monstruo, alejate de mi!.
Se fue corriendo el chico, dejándola sola ahí.
Se pareció escuchar en el solitario lugar, como se quebró el corazón de la chica que quería llorar.Una lágrima salió, rodó por su mejilla cayendo en su palma que la convirtió en canica.
Tomó la canica celeste y la puso en el frasco de cristal. En un abrazo se aferró a este y del pueblo se dispuso a marchar esperando encontrar un nuevo hogar.Fin.

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La chica del frasco de canicas
FantasyNo se aceptan copias ni imitaciones. Historia original. Terminada.