Lo tenía todo
Pero todo, lo puedes perder
en un minuto.
Me llamo Layla Jones, tengo dieciocho años y vivo en Oxford, Inglaterra. Tengo una estatura media de unos 170 centímetros y una larga melena hasta el final de mis costillas aproximadamente, de color caoba. Ojos verdes y buen cuerpo.
Digamos que no soy fea pero tampoco un pivón. Pero eso nunca me importó, nunca fui una persona superficial. Además, tenía lo suficiente para ser feliz.
Tenía.
Tenía una vida feliz y sencilla, sin problemas económicos ni de ningún otro tipo con mis padres.
Tenía unos amigos estupendos con los que siempre podía contar, con los que podía hablar de cualquier cosa o persona.
Tenía un novio maravilloso, Noah, con el que llevaba dos años. Era el más guapo y el mejor del instituto.
O eso pensaba.
Por su culpa estoy así.
En una silla de ruedas, por su culpa, por no querer frenar en ese semáforo.
Tras el accidente, mis padres se divorciaron, mis amigos me dejaron de lado y Noah rompió conmigo.
¿Quien iba a querer hacerse cargo de una minusválida?
Al parecer nadie.
Voy a entrar a mi primer año en la facultad de abogacía, lejos de todo, en un colegio mayor . Una oportunidad de olvidar mi pasado y rehacer mi vida.
Nunca pensé desear algo así, apartarme de ellos. De mi gente.
Todo por su culpa.
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Historia sobre ruedas
Teen Fiction¿Cómo estarías si de repente todo cuanto amas y aprecias se ve afectado por una mala decisión que ni siquiera era tuya? ¿Si todo cambiara en cuestión de minutos, por una estupidez? ¿Y si esos cambios te hicieran darte cuenta de la cruda realidad?