Él la encontró al borde de la desesperación que la soledad y el desamor le tenía encadenado. Ella fue encontrada con el corazón roto y sin ganas de amar ni de ser amada. Los dos tenían algo en común: estaban hechos pedazos, cada uno de esos pedazos con una historia y un filo diferente.
Él, al borde de la desesperación, quería adelantar las cosas con ella, quería ir directo al punto que su mente le obligaba a tener, pero ella se resistía. Le advirtió de sus demonios y aún así se quedó con esperanza de que aquella chica le rescatara y la arrastró con él envolviéndolos a ambos en aquel hermoso cáos.
Fue lindo los primeros meses, pero se fue tornando destructivo con el tiempo; él la golpeaba con la realidad descaradamente y cada palabra la lastimaba, cada pequeño detalle la quebrantaba más, pero ella siempre sonreía y siempre decía que todo iba bien. Él nunca se imaginó que ella sufriera por su ambición por el amor, él quiere pretender que es inmune a las cosas que lo rodean, pero ella siempre le repetía que algún día lo va a tener que admitir; es un adicto al amor, un amor que ella no podía alcanzar, por más que lo sintiera, nunca le brindó el que él necesitaba.
Él la amaba, o al menos eso creía, pero es que tiene miedo a que el mayor de sus demonios regresara: la soledad. Le hizo creer que sí la amaba, pero el miedo convirtió aquel afecto en algo enfermizo para ambos, su ambición por sentir el amor de alguien después de tanto tiempo, después de tantas decepciones, después de tantos pedazos faltantes, quería que ella lo complementara, pero ella no era suficiente para él, para saciarle esa sed de amor que él tenía.
Ella lo amaba, pero para él nuca es suficiente, se culpa a cada momento por no ser poder cumplir con las expectativas de él, por no ser buena para él, por no ser lo que él buscaba.
Ella iba cayendo y él no se daba cuenta porque él también estaba cayendo, pero en otro agujero. A diferencia de él, ella sí se daba cuenta de que él caía, pero no podía hacer nada al respecto, las cadenas que la tenían atada a su agujero no le permitía ayudarle aunque quisiera, quería que sintiese su amor de cualquier forma, hizo cosas que odiaba hacer y aún así lo hacía sólo para complacerle. Pero, como siempre, no fue suficiente.
Él dice que ella no le da nada, que él es quien esta haciendo todo, ambos se cortan con sus pedazos, porque ella no le puede dar eso que él necesita y él no consigue lo que quiere.
"Terminen, acaben con esto de una vez por todas" susurraban sus mentes, pero ninguno puede vivir sin el otro y eso lo hacía mucho más difícil. Él decidió quedarse solo, porque creyó que no debía estar con ella. Ella terminó dejando el mundo que, desde ese momento, se había tornando oscuro y frío, hasta que finalmente decidió dejar de sufrir. Ella nunca se enteró, se fue y, cuando ya era tarde, él finalmente sintió su amor.
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Un capítulo, miles de emociones.
Short StoryNo hay más de un capítulo, en sólo uno narra todo.