Tú y yo polos opuestos de un mismo imán, como el yin y el yang, diferentes pero unidos. El día y la noche. El blanco y el negro. La guerra y la paz. La felicidad y la tristeza. El amor y la indiferencia. No puedo contigo, pero tampoco sin ti, contigo no porque me matas; sin ti tampoco porque me muero. Tan lejos y a la vez tan cerca como enero y diciembre.