Fine

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Cinco y media de la mañana y Nico ya estaba despierto. Era normal que no consiguiera dormir más de 5 horas o menos, pero estaba mejorando, pasó de no intentar dormir a caer como muerto - válgase la ironía - hasta que las pesadillas irremediablemente lo despertaran bañado en sudor frío.

Las primeras noches en la enfermería Will lo había sedado para que pudiera descansar correctamente, así que no recordaba haber tenidos sueños durante su estancia allí. Por lo que comenzaron en su cabaña, la primera vez se sintió tan real que tardó varios minutos en reaccionar y darse cuenta que ya estaba despierto y que no estaba atrapado en algo hecho de bronce. Las pesadillas siguieron siendo igual de reales hasta que Nico se dijo "a la mierda con el sueño y el descanso y toda esa porquería, no necesito dormir", al menos hasta que Will lo acorraló en la puerta de la cabaña 13.

- ¿Y esas ojeras Nico?

- Lo siento Solace, pero son algo que tengo en mi rostro desde que tengo memoria, son algo como una marca personal. Mi trofeo de guerra.

Hubo un silencio prolongado, Nico sentía la mirada de Will sobre él, diagnosticándolo, pero no se atrevía a apartar sus ojos de la puerta por la que deseaba pasar para poder estar sólo con sus pensamientos.

Will suspiró

- Nico, necesitas dormir. - dijo preocupado, abrió la puerta y entró con confianza, sin mirar a los lados esperando que algo lo atacara o cosa por el estilo y se tiró como un saco sobre la cama de Nico.

Una cosa que había descubierto es que a Will realmente no le molestaba, asustaba o repelía sus "oscuros poderes" y que su preocupación por él era genuina; cosa que le había tocado fondo, aunque al principio no se dio cuenta.

Otra cosa que había notado, es que no podía mentirle a Will, especialmente sobre su estado de salud, el muy maldito siempre sabía si estaba mintiendo (debía agradecer a Apolo por eso) entonces lo miraba con esos azules ojos suyos y pronunciaba un "Nico" con una mezcla de enfado y afecto que hacía que los esqueletos en su estómago golpearan todos sus órganos. No podía resistir esa mirada y ese tono, y casi sin darse cuenta se encontraba contándole lo que sea que lo atormentaba.

Fue con una de esas miradas que se enteró de las pesadillas y le recetó unas pastillas para dormir, que no funcionaron, por supuesto. Durmió tranquilo las primeras horas, luego su subconsciente volvió a joderlo. Will lo supo apenas lo vio, ya que las oscuras ojeras seguían allí. Decidió cambiar de técnica y lo obligó a participar en todas las actividades del campamento de ese día: correr con las ninfas, remar en el lago, esgrima y hasta tiro con arco (que fue un asco, por cierto) para que el cansancio lo durmiera. Tuvo el mismo resultado que las pastillas. Entonces al día siguiente mezcló las actividades físicas con el griego antiguo, lo que le provocó un dolor de cabeza y un cansancio mental descomunal, esto lo ayudó más los intentos anteriores, pudo dormir un par de horas más y su cuerpo lo agradeció. Agregó el Italiano al griego para ocupar más tiempo. Pero las pesadillas seguían allí, aterradoras e intensamente reales.

Se atenuaron cuando Will tomó la costumbre de acompañarlo después de la cena, hasta pasado el toque de queda. Nico tenía la sospecha de que Will quería asegurarse de no se quedaba despierto por voluntad propia (lo intento varias veces). A veces se quedaban hablando hasta la madrugada, divagando sobre temas diversos dentro de la cabaña 13, y esas veces -todas- Will se quedaba a dormir allí alegando que no quería "molestar a las arpías sólo por un campista fuera de su cabaña a deshoras".

Pero esta noche habían vuelto con toda su fuerza. Y estaba asustado, aterrado de lo que significaba. No fue sobre el Tártaro o su prisión de bronce o la casa de su Padre en Épiro. No, no fue sobre nada de eso. Fue sobre Will Solace. El mismo Will que en ese mismo momento estaba acostado en la misma cama que él, durmiendo plácidamente sin que nada lo perturbara.

FINE - SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora