En el viaje de regreso no mencioné palabra. Solo le agradecí a mi amiga por haberme acompañado hacia allí y cerré mis ojos dejando que mis pensamientos comenzaran nuevamente a surgir. Al Lunes siguiente todo volvía a ser como si nada. Mi trabajo en la cafetería y mi banda, aunque mi cabeza seguía pensando en esos ojos café que hicieron que mi corazón sintiera lo que nunca antes había sentido. Sabía que debía estar feliz, ya haber visto a la persona que tanto deseaba durante años tendría que haber sido suficiente, pero por una rara razón había quedado incompleta, quizás al saber que nunca jamás podría volver a verlo.
Faltaban dos horas para retirarme del trabajo, pero mi mala suerte no quiso esperar un minuto más y se hizo presente.
_ A que no sabes con quién estuve hablando ayer, Celeste! - exclamó la hija de mi jefe, como siempre buscando algún pretexto para molestarme.
_ Con quién Coni? - dije fingiendo desinterés.
_ Bueno, mi padre me consiguió una cita con Johnny
_ ¿Qué Johnny?
_ Bah, no te hagas, ese que te gusta tanto... Johnny Depp.
Enseguida pude ver su sonrisa envenenada y sus ojos clavándose como agujas en los míos, así que inmediatamente me dí vuelta dirigiéndome a limpiar algunas mesas cuando me choqué con alguien y cayeron todas las bandejas que llevaba encima.
_ No! Ésto no me puede pasar! Todo a mí! - exclamé agachándome rápidamente.
_ Perdóname, venía yo muy rápido
_ No, la culpa fue mía es que no tuve un buen día y perdóname.
Enseguida noté como sus manos aparecieron al lado de las mías ayudándome a levantar las bandejas, cuando mi corazón se detuvo rápidamente al notarlas tan familiares.