Lilium, renacer.

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Su putrefacto cuerpo extrañaba su alma hecha de plomo. Un espíritu con tal peso no hallaba su lugar entre la danza de las nubes.

Su ser vacilaba, y observaba cómo miles de otros seres se bañaban en la empalagosa luz, regocijándose en su propio letargo e ignorancia, de las cuales parecían estar extasiados.

El interminable canto de sus angelicales sirvientes no había cesado desde que había sido salvada del fuego, sólo para convertirse prisionera del cegador fulgor.

Ella no anhelaba eternidad, sino libertad.

''Quién cruza las puertas al Reino Verdadero,

no encuentra más sino descanso eterno,

y quien ose levantarse, será tragado por la boca del justo...''

Casi podía sentir como su cadáver llamaba a su incansable ánima, tiraba de ella de manera incesante, despertando la rebeldía que alguna vez hizo sentir vivo a su corazón humano. ¿Por qué había renunciado a vivir? ¿Por qué había renunciado al prendizaje?

Entonces lo decidió, y sin importarle consecuencia alguna, recordándole su antiguo ímpetu, se levantó, y apenas lo hizo, se vio triturada por las mandibulas del Rey.

Vértigo, éxtasis, una pena profunda, un vacío incalculable, implacable dicha.


Toc, toc.

Aquella tarde de verano se escuchó fuerte contra la puerta, la que se abrió de par en par.

- Sabía que lo harías.




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⏰ Última actualización: Nov 06, 2015 ⏰

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