Aquí Tiene Su Pizza

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Salí de la ducha envuelta en una toalla, con el vapor danzando a mi alrededor como un fantasma. Entré en la habitación y me dispuse a responder los mensajes que me habían llegado al teléfono cuando llamaron al timbre.
Oh, será la pizza, pensé. Aunque ir sólo con toalla... Bueno, da igual, es simplemente pagar.
Me encaminé hacia la puerta y la abrí. Allí se encontraba un chico, de poco más de 20 años, con el pelo castaño y grandes ojos, que se abrieron sorprendidos al verme en toalla.

-Ho-hola, buenas noches. Traigo sus pizzas -tartamudeó sonrojado.

-Muchas gracias.

-Son 10, 40 con la bebida.

-Enseguida vuelvo con el dinero.

Entré a el salón, cogí mi monedero y salí al recibidor. Le entregué el dinero y él me dio la pizza con una sonrisa forzada. Cargué con las 2 pizzas pequeñas y con la bebida y me dispuse a volver a el salón.

-¿La ayudo? -preguntó educadamente el chico. Le miré. Era bastante mono.

-Sí, muchas gracias.

Cogió una pizza y la bebida y entró conmigo. Yo cerré la puerta y le indiqué dónde colocar las pizzas.

-Ya está todo -le despedí - Muchas gracias.

Él me sonrió amablemente y me contestó:

-No, no está todo.

Avanzó y de un rápido movimiento me quitó la toalla. Retrocedí, desnuda, contra la pared. No sabía bien porqué pero aquello en vez de asustarme me excitaba de una extraña manera. Así que cuando él llegó hasta mí le rodeé el cuello con las brazos y le besé. Él, agradablemente sorprendido, recorrió con su mano mi cuerpo, presionando y pellizcando con mano diestra. El placer recorrió mi cuerpo y nos movimos hacia el sofá, donde le senté. Le quité la camiseta y me puse sobre él. La notaba dura contra mi muslo mientras nos seguíamos besando. Bajé por su pecho hasta llegar a el botón superior de sus pantalones, que desabroché lentamente. Él me miró expectante. Le terminé de quitar los pantalones y recorrí su miembro con mi lengua sobre los Calvin Klein. Se los quité y su erecto pene se liberó, como un regalo, ante mí. Lo cogí con la mano y lo masturbé varias veces antes de metérmelo en la boca, mordisqueandolo suavemente. Él me sujetaba la cabeza y gemía. Seguí chupando hasta que sentí su semen en mi boca, que tragué. Sabía salado. Él me cogió la cintura y me puso sobre su cuerpo. Sentía su pene todavía duro presionando mi ingle. Me situó y lentamente comenzó a meterlo en mi interior, dilatado y húmedo. Me moví apoyando mi cuerpo en su pecho mientras él entraba y salía de mí. Mi respiración agitada se tornó en un gemido cuando l¡el orgasmo me alcanzó. Él me respondió gimiendo a su vez. Eyaculó dentro de mí y salió de mi interior, quedando tumbado a mi lado. Cogí aire y me levanté. Aquello era una verdadera locura.

-Tengo pizza, ¿quieres?

Él me sonrió.




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⏰ Última actualización: Apr 12, 2017 ⏰

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