24. "Estoy al mando."

84 12 10
                                    


Su mano aún seguía en mi pecho y el hecho de que estuviese así empezaba a incomodarme ya que mi objetivo no era que me estuviese tocando, si no que sintiese los latidos de mi corazón.

— Hales.... – dije con voz baja. Él levanto la vista poco a poco y me miro a los ojos. Entonces dio un salto y se llevó la mano a su rostro. Tímidamente se tapó la vista y me miro entre sus dedos.

— Lo siento, no era mi intención... - susurró.

Parecía que no era la única que empezaba a sentir este calor tan incómodo. Era como si el otoño se hubiese convertido en un día de agosto. Increíble ¿verdad?

— No te preocupes. — contesté.

Entonces sin decir nada más Hales arrancó el coche. De vez en cuando nuestros ojos se encontraban pero por inercia rápidamente dejábamos de mirarnos.

¿Qué podría decir en una situación como esta? Piensa algo Melanie, piensa algo.

— ¿Ha pasado algo? – de repente le escuche preguntar. Acaso me había leído la mente.

— ¿Qué quieres decir?

— No sé, pareces preocupada.

¿Preocupada? Bueno tal vez lo estaba un poco, por Carly. Pero ahora mi pregunta era, ¿porque Melanie del futuro quería que yo supiese eso? Sé que me dijo que era para ver si mi amiga confiaba en mí como yo confiaba en ella. Pero algo me decía que hay algo más que eso.

— Carly me contó lo de su padre. – empecé diciendo. Sinceramente no sabía porque lo hacía, solo sabía que necesitaba hablarlo con alguien –. Sigo sin entender porque algunos padres tienen que ser tan...

Y allí lo deje. ¿Cómo podía definir una persona así? ¿Cuál sería el adjetivo equivalente para describir una persona como tal?

— Ya... ¿es duro verdad?

¿Eso era todo? Me esperaba una respuesta más compleja, con más sentimiento, pero, ¿eso era lo único que me podía decir?

— ¿Duro? ¡Es horrible! – mi voz se levantó de repente. Era difícil ponerme en la piel de mi amiga, era imposible, pero podía imaginármelo, podía imaginar cada insulto, cada golpe...

— Lose Melanie, créeme que lose. Yo mismo he visto como sufría, yo mismo la he visto herida, con todos aquellos cristales clavados en su cuerpo. Créeme cuando te digo que lo sé.

Su respuesta hizo que mis labios se sellasen. Me quede muda observando como sus ojos brillaban en el coche. La noche estaba a la vuelta de la esquina.

El vehículo paro enfrente de mi casa. Entonces Hales salió del coche y me abrió la puerta caballerosamente para que yo saliese también. Sonreí tímidamente ante su acto.

— Si hubieses cogido el bus seguramente aún no habrías llegado a casa. – Dijo mientras soltaba una pequeña risa.

— Gracias por traerme.

Él me dedico una sonrisa. En un improvisado momento, Hales me agarró de mis manos y me empujó hacia él para después rodear sus brazos alrededor de mi cuerpo y formar un abrazo. Ese gesto me pilló por sorpresa.

— No sé qué me has hecho – susurró en mi oreja justo después de apartar mi cabello. – Mi yo del futuro me dijo que llegaría un día en el que me enamoraría locamente de ti, pero desgraciadamente no íbamos a ser destinados a estar juntos. Cremé, nunca me lo creí. Nunca pensé que un chico como yo iba a enamorarse tan pronto, pero lo hice. Esto suena cursi.

Una carta para Melanie (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora